Narra Dante.
Mis manos se encontraban manchadas
de sangre, toda la habitación era grande y blanca, con manchas de sangre en forma de mano en aquella pared, miraba a mi alrededor y solo podía ver cuerpos y más cuerpos llenos de sangre en el piso.— Que...y-yo no fui...yo... .- puse mis manos en mi cabeza desesperado, no entendía lo que pasaba.
—Monstruo.- se escuchaban voces por todo el lugar gritándome cada vez más fuerte aquella palabra.
— ¡No es así! ¡Yo no quería!.-cerré mis ojos y poco a poco caí al piso intentando no escuchar aquellas voces pero era imposible.- ¡Cállense de una maldita vez!
Desperté agitado, con un sudor frío recorriendo mi espalda y frente junto con una respiración entrecortada. Mire a todos lados, todo se encontraba normal, solo había sido una pesadilla, una de las muchas que había tenido.
Por lo que veía ya era de noche, busque un reloj pero no había ninguno, no sabía qué hora era, pero aún así me paré y camine hacia la puerta, la golpee un poco con mis pies y recibí un montón de voces de mis vecinos los cuales gritaban cosas sin sentido, me había acostumbrado y estos me habían sacado una sonrisa sin siquiera darme cuenta, respiré profundo y me senté en el piso, simplemente miraba al techo, tenía mi mente en blanco, sin pensar y solo cerré los ojos un poco calmado caí en un sueño profundo nuevamente.
Narra Adrián.
Desperté molesto después de escuchar aquella alarma la cual provenía de mi celular, con muy pocas ganas me levante de mi cómoda cama y me fui directamente hacia mi baño en el cual lave mi cara y me mire en aquel espejo, mi rostro se encontraba cansado y mis ojos pintados con unas ojeras muy notorias a simple vista, además me veía más delgado, mi cuerpo no se encontraba en muy buenas condiciones, aún siendo un médico mi sueldo era muy bajo, así que comenzaba a trabajar en otro hospital el cuál era por la noche, en realidad eran muy pocos los días que tenía de descanso ya que, mis horarios de trabajo eran de 5:30 am a 6:00 pm y en el segundo hospital debía llegar de 7:10 pm a 11:30 pm, haciéndome llegar a las 12:00 am a mi casa, por lo menos hoy era de esos pocos días en los que me podía dar un tiempo de relajación y en los cuales podía comer, llevaba ya 3 días sin comer bien, lo ultimo que había comido era una media manzana, un vaso de agua y un paquete de galletas, no sé cómo no colapse completamente, ya que después de que Dante llegara a nuestro hospital me había desmayado, claro me dieron azúcar para estabilizarme pero eso fue todo.Llegue hasta mi nevera en la cual había un pastel con una nota pegada en el plato, me acerqué a esta y tome la nota.
-"¡Felicidades! Feliz cumpleaños Peque, no te encontré en casa pero encontré la llave que guardas en el borde de la puerta y entre a dejarte me regalo, llámame cuando lo encuentres Peque. Atte: Saúl"-
Fruncí el ceño seguido de una sonrisa, Saúl es mi mejor amigo de infancia, siempre nos juntábamos para comer, jugar o estudiar, incluso el llego a declarar el amor que sentía por mi, yo no he sentido nada por el, así que solo lo deje como mi amigo, el lo aceptó y nada entre nosotros cambio, el siempre ha sido quien me apoyó y puedo decir que es casi como mi hermano.
Ahora que lo pienso tal vez debería cambiar de lugar mi llave de repuesto, pero en este momento no, lo haría más tarde.
Tome mi celular y le llamé tal y como decía la nota, sonó tres veces y este contesto.
— ¡Peque! ¿!Viste mi regaló?!.-respondió con un tono realmente feliz y sonreí inconscientemente.
— Si.- reí bajo.- me gustó, muchas gracias Saúl, ni siquiera yo lo había recordado.- rasqué mi nuca algo avergonzado.
ESTÁS LEYENDO
Aún así te amo.
Teen FictionAunque mi cuerpo muestre moretones, aunque mis labios no dejen de sangrar, aunque mi cuerpo se vea más pálido y delgado, yo seguiré ahí para ti, te sonreiré cada que lo necesites, no me importa cada golpe, no me importa cada perdida de sangre, yo te...