Me puse unos jeans negros, una blusa básica gris con algún estampado y mis converse. Me estómago rugía y suplicaba por algo de comida, obligándome a levantarme de la cama y salir de la habitación. La casa estaba en completo silencio lo cual era relajante hasta cierto punto. Tomé mi corto cabello en lo que fue un intento fracasado de un moño y entré a la cocina dispuesta a preparar el mejor desayuno del mundo.Terminé de devorar por completo mi sándwich. Estaba delicioso pero me quedé con hambre. Volví a la cocina por un bowl con yogurt de fruta y avena.
Estaba sentada en la mesa cuando el timbre resonó por toda la casa. ¿Y si no abría? Me daba flojera levantarme. Tal vez deba hacerme la tonta hasta que baje mamá o papá. Sí, eso haré. El timbre siguió sonando durante unos minutos y cuando escuché la voz de papá me fui corriendo al sofá para fingir estar dormida. Sus pasos se escucharon más cercanos y supe que había abierto la puerta cuando sentí el típico aire frío por las mañanas.
-¡Buenos días, Gerry!- mi cerebro se activó al instante en que escuché su voz. Quería abrir mis ojos y poder mirarlo pero tenía que seguir "dormida". Maldita sea, si hubiera sabido que era él abría abierto yo.
-¡Buenos días, Shawn! Pasa, hace frío.
Me ponía nerviosa saber que el señor Mendes acababa de entrar a mi casa y yo estaba tirada como estúpida en el sofá. Que vergüenza.
-Venía a dejarte tu maletín, lo olvidaste en la cena.
-¡Ni siquiera lo recordaba! No sabes lo agradecido que estoy, hubiera muerto si pierdo ese maletín.- suspiró aliviado papá.
-No te preocupes, iba a traértelo ayer pero estuve ocupado y... Ya sabes.- soltaron unas pequeñas risas. No entendí -Hey, mira, está dormida.- sentí unas caricias en mi cabello. Mi cuerpo se estremeció por completo al saber que era él quien me estaba tocando. ¡Papá alejalo de mí que en cualquier momento dejo de respirar!
Ay diosito, diosito, diosito, diosito, diosito, diosito. Su tacto era tan suave y delicado que quería ponerme a bailar la macarena ahora mismo.
-De seguro se quedó hasta tarde mirando alguna de esas series. Le he dicho que no duerma tan tarde y menos aquí, podría lastimarse el cuello o algo.- bufó papá.
Con las caricias del señor Mendes ahora sí me estaba quedando dormida.
[...]
Me estiré y bostecé un par de veces antes de darme cuenta de que estaba en mi habitación. ¿Cómo llegué hasta acá? Si estaba en el sofá en la mañana cuando llegó el señor Mendes... ¿Sería otro de mis tantos sueños? Ugh, papá no tendría que haberme traído acá. Eran las 11:24. Suspire y me rasque los ojos con la mano antes de acercarme a la ventana. Cerré los ojos cuando el poco sol que había me dio en la cara. Bufé molesta. Odiaba el hecho de que el señor Mendes estuviera casado y odiaba más que su tonta esposa fuera tan linda, amigable, respetuosa y cariñosa, ¿así como se supone que voy a odiarla? Me parece una falta de respeto.
Vi como se acercaban a mi casa. ¿A QUÉ VIENEN?
Bajé corriendo las escaleras y entré a la cocina con mamá y papá que arregablan la mesa.
-¿Qué? ¿quién viene o qué?
-Invitamos a Shawn y Amelía al almuerzo.- sonrió mamá.
-¿QUÉ? ¿PERO POR QUÉ? Digo, no es que no quiera ver al señor Mendes... Y-y a Amelía pero...- balbucee sin saber que decir. Escuché como tocaron la puerta.
-Ve a abrir la puerta.
-No quiero.- volvieron a tocar.
-Anda.
-No.- dije firme. Siguieron llamando. De repente me sentía mal humorada y con ganas de golpear a alguien. ¡Es que no quiero verlo a él con su linda cara y a su sonriente esposa tomados de la mano y besándose! ¡No es justo para mí!
Papá me hizo a un lado de mala gana y fue a abrir la puerta.
Salí de la cocina y me encontré con ellos.
-Hola Linette- me sonrieron Shawn y Amelía.
¡TIENEN QUE SER COORDINADOS TAMBIÉN!
Los miré mal y subí a mi habitación molesta. No me hablen de bipolaridad.