Capítulo único

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Un hombre salía victorioso de la popular puerta turquesa, la mayoría que visitaba "Dark Moon" ansiaba entrar ahí pero pocos lo lograban. Al entrar en la habitación que escondía la tan popular puerta, se encontraba en la gran cama un muchacho de mediana cabellera, rostro fino, piernas largas y bien formadas extendidas a lo largo de la cama y mirada fría, tan fría que podía congelar al país más caluroso del planeta.

Takashima por fin tenía esa parte de la noche libre y lo único que quería era sufrir sobre su miserable vida en su cama y quizá dormir un poco después de eso, si; eso parecía ser un excelente plan para él. Con rapidez; cerró la puerta de su habitación y sacó las sábanas de la cama, ya tendría tiempo de quemarlas después, el tan sólo recordar las horas pasadas le entraban unas terribles ganas de vomitar, no le gustaba ser obligado a vender su cuerpo por nada ¿A qué persona con sentido común le gustaría? Por supuesto que a nadie,  pero tenía que hacerlo sino quería que su cabeza fuese perforada por una bala como su "dueño" tantas veces le había dicho. Maldecía el momento en el que su padrastro lo había vendido por tan sólo unos cuantos billetes para comprar drogas cuando el apenas tenia dieciséis años de edad, maldecía el momento en el que le había creído a su jefe que sólo seria una vez y lo dejaría libre, maldecía el momento en el que se había enamorado de él haciendo su vida aún más miserable. Él... una y mil veces él ¿Es qué nunca se iba a olvidar de ese hombre? Su nombre se quedaba en la punta de su lengua dejando un sabor demasiado amargo y triste para Takashima, pero a la vez su corazón palpitaba con fuerza al recordarlo.

Yutaka era el nombre de la persona que le robaba los suspiros cada vez que venía su imagen a la mente y a la vez era el culpable de sus noches de llanto, hace más de medio año que el muchacho había desaparecido de la vida de Shima dejando una promesa que al parecer nunca cumpliría.

— ¿Cómo he podido ser tan idiota de creerte? — las lágrimas no tardaron en salir mientras tomaba una ducha para quitarse todos los rastros del último cliente de la noche, el agua hacía arder su piel blanquecina mientras que su mente se llenaba de Yutaka por completo. Shima tenía bien presente al muchacho, el cual era su primer y más grande amor; recordaba sus ojos oscuros, el pequeño hoyuelo que se le formaba al sonreír... Su sonrisa, por todos los demonios, esa sonrisa aún lo hipnotizaba a pesar del tiempo, aún se quedaba sin aliento al recordar esa hermosa sonrisa. — ¿Por qué me has mentido?

Shima siempre se repetía esa pregunta, no entendía el porque Yutaka le había mentido de esa forma tan cruel. La última noche que estuvieron juntos estaba marcada en su piel, "Prometo sacarte de aquí " él  había dicho y Shima le había creído, ¿Cómo no creerle a la persona que tanto amas? Después de eso Yutaka no volvió a aparecer, no al día siguiente, ni a la semana, ni siquiera al mes y así pasaron seis largos meses en los que el muchacho lo esperó fielmente, él aún conservaba la fe en que su adorado Yutaka apareciera y lo sacara de ese terrible lugar para vivir una vida plena y llena de felicidad, Shima sabía que era un pensamiento tonto pero era lo que lo mantenía con ganas de seguir viviendo.

Había pasado casi una hora en el baño, después de la ducha había curado algunas cuantas heridas que el cliente anterior le había dejado, maldecía una vez más a su jefe por mandarle siempre a los locos con gustos raros a la hora de tener sexo, una fuerte carcajada salió de su garganta, Yutaka también era uno de esos locos con gustos raros, recordó la primera vez que tuvieron un encuentro sexual, se veía tan inocente como un niño pero a la media hora era una bestia salvaje llena de pensamientos lujuriosos que le había hecho gozar por cuatro horas seguidas y sin descanso.

"Yuta... sálvame por favor" el muchacho se tendió en la cama dispuesto a dormir, más tarde era un nuevo día y debía estar preparado para el trabajo, esta vez no tenía ganas de llorar por su desaparecido amor, pero quien iba a predecir que volvería a soñar con él ; no de la misma forma en donde Yutaka lo abandona sino en los momentos buenos y bonitos que tuvieron, su primera cita fuera del prostíbulo, sus conversaciones de un futuro juntos, en cómo él le daría el dinero para que pudiera pagar su título de propiedad y así salir libre por fin, pero todo eso quedó en conversaciones, Yutaka había desaparecido y con él se estaba yendo el corazón del pobre Shima.

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