La mochila tuvo que tirarla porque una vez casi se cae, aunque allí tenía un abrigo para su próximo obstáculo el polo de las fuertes tinieblas.
Nada más salir del volcán se dirigió hacia el polo en el que hacia un sol insoportable y un frío que incluso daba calor.
Raúl estaba empezando a sufrir alucinaciones por que llevaba mucho tiempo sin beber cosa que le hacía mucha falta. Se desmalló y un señor que tenia una cabaña a 20 kilómetros aproximadamente que se dice pronto le acogió y le mantuvo en su casa hasta que despertó, hablaron sobre que estaba haciendo por allí y se los contó.
Prosiguió con su marcha hasta llegar a donde llevaba tres semanas y cinco días intentando llegar. !!!!EL GRAN CAÑON!!!! !!!!PORFIN!!!! Gritaba Raúl con todas sus fuerzas.