-Si todas las españolas son tan agradables como tu mejor no visito España.
-Si todos los Noruegos son como tu, permite que me ausente, pero voy a preparar mi maleta de regreso.
-¡Vuelo número 17 rumbo a Noruega, último aviso, vuelo número 17 rumbo a Noruega, último aviso!
-¡¡¡Mamaaaaa!!! ¡¡¡Correeee!!!
-¡No puedo ir más deprisa! ¡Llevo mi maleta y otra de tus tres maletas!
10 minutos más tarde.
-Pensaba que no llegábamos...
-¡Pudimos no haber llegado! ¿A quien se le ocurre poner la alarma 30 minutos antes del despegue del avión?
Una voz jovial y llena de energía responde casi gritando en mitad del interior del avión:
-¡A Ana! -entre risas.
-Calla idiota -dice Ana mientras le da un leve golpe en la cabeza.
-¡Tu! ¡Esas manos! Deja a tu hermano, lleva razón.
Ana refunfuña. Y mira a Marcos, su hermano pequeño sentado a su izquierda, con una mirada casi asesina.
3 horas y 27 minutos más tarde.
-¡Al fin, tierra firme! -exclama Ana nada más bajar del avión.
Había sido un viaje largo, Marcos no paró de hacer preguntas sobre Noruega y su futura nueva vida allí. Marta, su madre, intento responder lo máximo, mientras tanto Ana solo podía pensar en la putada de tener que mudarse a Oslo, o como ella decía "El culo del mundo".
-¿Ana que haces? -pregunto Marta.
-Tengo que guardar este momento en un instantánea.
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Unos minutos más tarde:
-Aquí es señora -dice el taxista mientras aparca el coche en la puerta del edificio.
De repente se oyen unas risillas. Es Marcos, aún no esta acostumbrado a oír hablar en Noruego y le da risa oírlo.
-Niños ir bajando, y sacando las maletas. -dice Marta, mientras se dispone a pagar al taxista.
Ambos se bajan del coche, abren el maletero y comienzan a sacar todo el equipaje.
-Marcos coge lo que puedas y ve ayudándome a subir algunas cosas. -dice Ana mientras intenta llevar lo máximo posible, sin mucho éxito.
Marcos entra en el portal, y de repente a pocos pasos de entrar también Ana tropieza con un muñeco que unos segundos antes se le había caído a Marcos de su mochila. La caída monumental de Ana no pasa de desapercibida, y dos chicos que pasaban por allí en ese momento se acercan.
-¿Estas bien? -preguntan ambos chicos a la par.
Ana llena de vergüenza y nerviosa por lo sucedido, a penas logra entender lo que los chicos le estaban preguntando, entonces rápida como un lince se pone en pie coge las maletas que se cayeron junto a ella y entra lo más rápido posible al portal, deseando que esos dos chicos no le hubiesen visto el rostro.
-¿Ana estas bien? -pregunta su madre preocupada por la enorme caída de su hija.
-¿Tu que crees? ¡Acabo de comerme todo el asfalto de Oslo!
-Bueno, desde luego no has perdido el conocimiento, sigues siendo tu -dice su madre mientras ríe en voz baja junto a su hijo pequeño, por la caída y reacción de Ana.
Comienzan a meter todo el equipaje en el ascensor, pero este no es lo suficiente grande como para subir de una tanda todo el equipaje. Entonces, Ana decide subir ella con la primera tanda, mientras su madre y su hermano con la segunda y última.
Una vez los tres en la planta correspondiente y con todo el equipaje fuera del ascensor, Marta se dispone a abrir la puerta del piso.
-¡WUUAAUUU! -exclama Marcos, quedándose sin palabras al ver su nueva casa, tan diferente a la anterior.
-¿Qué os parece? -pregunta Marta emocionada, al ver que todo es tal y como había visto en fotos.
-No esta mal -contesta Ana.
-¡Me encanta, me encanta, me encanta! -exclama Marcos emocionado.
Tras un día largo deshaciendo maletas, al fin todo esta en orden. La casa ya estaba decorada en su mayor parte, lo único que hicieron fue guardar sus cosas y añadir su toque personal a cada habitación.
Finalmente se ha hecho tarde, es Domingo, y mañana comienza las clases, pero Ana no esta nerviosa, domina el Noruego medianamente bien, por suerte sus abuelos vivieron allí bastantes años antes de regresar a España, lo que hizo que muchas veces estos hablaran y le contaran sus aventuras a sus nietos en este idioma. Aunque Marcos no pudo oírles tanto como su hermana, ya que este solo tiene 7 años y le costaba más mantener la atención en sus abuelos cuando estos no hablaban en Español.
