SNEAK PEAK | La caida de Voldemort.

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El sol se había puesto solo hace unos minutos pero el cielo parecía el de la media noche. La oscuridad hacia que las calles desaparecieran y los hogares parecieran simples borrones en la mirada de cualquier transeúnte. Londres era particularmente frío pero durante Octubre y Noviembre no era común que el viento dejara el cuerpo temblando.

Las personas habían desaparecido de las calles del distrito de Westminster para irse a situar en las calles del West End. Los niños gritaban y corrían entre los adultos con sus bolsas de caramelos mientras las telas de sus disfraces se movían con el viento. Un hombre alto y con un peinado desaliñado, que daba a entender que había tenido un largo día, caminaba fuera de las calles abarrotadas de personas. Con una mano en el bolsillo de su largo saco color chocolate y otra con una bolsa de papel llena de panecillos de zanahoria, esperaba a que estuviera fuera del alcance de un muggle. Con una ultima mirada a sus alrededores, desapareció en un borrón.

Del otro lado del distrito, el mismo hombre aparecía frente a una casa de dos pisos color blanca. Las luces del segundo piso estaban apagadas y en la primer planta, solo la cocina parecía estar ocupada. Se acerco por el camino de piedra hacia la casa y con una varita dio tres golpes leves en el centro de la puerta.

Detras de la puerta pudo escuchar un murmullo y otros tres golpecitos.

- Soy yo, cariño. - sus cejas se juntaron en un gesto confundido y divertido.

- ¿Cual fue la primer palabra de nuestro primer hijo? - la mujer rubia le apuntaba con su propia varita a la nariz y él dejo soltar un chasquido con la lengua.

- ¿De que hablas? - la mujer no bajo su mano y lo miro con los ojos entrecerrados, su esposo pudo ver el miedo en sus ojos. - Gato, esa fue.

- Por Merlín. - dejo soltar un sollozo y se tiro a sus brazos. El hombre dejo caer la bolsa de papel con lo que el esperaba sería su cena y recibió a la mujer. Puso sus manos en su espalda y la tranquilizo. - Necesitamos entrar, ahora.

La entrada estaba iluminada por una vela, lo cual era extraño, ya que la luz estaba funcionando correctamente. Había un tazón con un par de caramelos para cualquier niño que hubiera pasado por la, ahora desierta, calle.

— ¿Que ocurre? — después de levantar los pastelillos en la bolsa, dejo sus cosas en una mesita que estaba pegada a la pared. — Disculpa si te asuste, no planeaba...

— No debiste venir. — su esposa se acerco a una ventana y movió un poco las cortinas para mirar hacia afuera. — Los niños ya están dormidos.

— ¿Que esta pasando? — dijo en un susurro, desesperado. — Le he pedido permiso a Dumbledore desde hace días para dejarles algo dulce a los niños y...

— No debiste venir Ilias. — la mujer le repitió por lo bajo. — Algo ha pasado, los magos están tan felices, los muggles lo han sentido.

— Es un día después de Halloween, — el hombre soltó una risita. — por eso la emoción, sigue todo en el aire ¿verdad?

— Ilias... — su esposa lo miro fijamente. — Quien-tu-sabes ha muerto.

Los ojos del mago se abrieron desmesuradamente, con la noticia su estomago se había cerrado y los pastelitos y el largo abrigo habían sido olvidados en el sofá de la sala de estar. Quien-tu-sabes estaba muerto. Eso significaba paz, de una vez por todas.

— ¿Hablaste con alguien? — la mujer negó rápidamente. — ¿Y como te entraste? Debes de contactar a una de tus herm...

— No puedo.

La mujer temblaba, apretando aun su varita en un puño con los dedos casi blancos como el papel. El tema de el mago oscuro y sus seguidores siempre había sido un tema delicado para Ilias y Katerina Hopkins, estando ellos del lado opuesto.

— Ellas están enteradas, he intercambiado una lechuza con Andromeda por la mañana pero no fue acerca de ese tema.

— ¿Pero como ha pasado? — el hombre no podia ni parpadear del asombro. — No me he enterado, las clases me han vuelto realmente loco y...

— James y Lily murieron. — dijo la mujer antes de derramar un par de lagrimas gordas. — Ese maldito los mato.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2020 ⏰

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El legado de Aglaia » book 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora