Son las cuatro de la mañana, mi habitación se torna mas oscura que de costumbre. Tengo la mania de mirar las vigas de mi techo durante horas, durante meses, las he mirado por años en momentos como este, cuando tengo el interior dividido. Existen noches tan tristes, tan dolorosas que solo recordándolas el corazón se estruja dentro de mi pecho y se me cuela por entre los ojos una sola lagrima, prohibida de existir allá afuera, una lagrima que no debe jamas ser vista por sus causantes, por quienes tienen el poder de causar el llanto interno en mi y desatar años de penas.
Observo la ventana y a estas horas se puede ver con claridad la ciudad mezquina en que vivimos, los perros tristes comparten un espacio con algún vagabundo y yo aqui, sufriendo al interior con todo tipo de comodidad, hasta ese hombre en la acera parece esbozar ligeramente una sonrisa mientras la noche es lo único que lo abriga. Miro al techo de nuevo y entre un parpadeo cae una segunda lagrima, una que nunca pudo salir a tiempo, que ha estado creciendo por algunas semanas pero que yo sabia, llegaría a existir. De pronto, un dolor conocido me invade, presión en el pecho como si el peso del mundo entero estuviese comprimiendo mis pulmones y todas mis viejas musas pisotearan mi corazón al mismo tiempo.
Veintidós años ya han pasado desde mi primer respiro en este mundo. A pesar de lo que digan las personas, me esfuerzo por no ser pesimista, de hecho si contara los intentos que hice para ser feliz dirían que hasta soy terco en el asunto y un completo soñador. Pero aqui la gente solo vive de resultados y son justamente mis intentos fallidos los que me hacen dudar y ser cada vez menos optimista acerca del futuro. Muchos dirán que no puedo quejarme, no niego que hasta ahora he tenido una vida fácil, pero acaso . ¿ me quita eso el derecho a sufrir ? Quien puede juzgar a nadie, si hasta el sol deja de brillar de vez en cuando, y hasta las estrellas se pierden de vista, algunas veces he visto llorar a quienes tienen todo aquello por cuanto sufro y aun yo he sentido en ocasiones el desprecio a todo cuanto me rodea.
La noche sigue siendo aun mi momento favorito porque es cuando la gente se muestra tal como es y dejan ver sus almas, sus miedos y me doy cuenta que no estoy tan solo como pensaba. Hubo un tiempo en que conocí a alguien que entendió perfectamente todo lo que estoy diciendo , parecia como si la noche fuera amiga de ambos, y pude ver tan claro lo que pensaba que luego ya no creí poder seguir viviendo sin compartirlo todo con ella, miedos, angustias, tristezas, alegrias y quizá algo de optimismo. Pero noche siempre fuiste celosa con tus compañeros y esta madrugada la paso tan solo como siempre, aunque aun me quedan los recuerdos, aun me quedan mis propias pequeñas luces.
Será que he pasado tantas noches en vela, que se me da mejor soñar despierto. Quiero entender como funciona la vida real pero prefiero quedarme dentro de los mundos que me acogen viviendo esperanzado en mis propias utopias, donde existe un lugar para mi, donde no hay que fingir , donde no hay que encajar. Yo pienso en mejores tiempos, y aun así me llaman pesimista, es que hoy en dia es todo tan efímero, tan poco personal y falaz que no consigo correr la misma maratón que todos alrededor. Prefiero caminar, salirme de la ruta detenerme a ver que pasa en el suelo, observar las nubes y hasta retroceder por el puro gusto de apreciar las cosas. Es cierto que me ha costado, nadie gusta de los que nadan contra la corriente, pero realmente no me considero de esos, creo mas bien que simplemente decidi salir del rio e ir en otra dirección. ¿Pero quien entiende eso?.
La incertidumbre que predomina en nuestras vidas no es realmente la mala del cuento, a decir verdad me saca de la monotonia y sin ella no tendría opción de creer que las cosas pueden mejorar. Aunque admito que a veces la odio, maldita incertidumbre, ojalá todos dijeran lo que sienten, te aseguro que no existirias más. Son realmente valientes aquellos que piensan a diario en los sentimientos de la gente, valientes porque el modo en que vivimos nos da todo lo que podríamos soñar, a cambio de olvidar para siempre lo que sienten quienes nos rodean.
Somos tan volátiles y volubles que nada nos contenta, vivimos consumiendo nuestros momentos, saltando etapas, corriendo en esta vida y me pregunto a cada instante, ¿A dónde vamos con tanta prisa?. ¿Cuanto valdrá en el futuro una sonrisa como la tuya ? Detenerse un instante para respirar, sentir, amar. Ciertas palabras van perdiendo sentido, amar ya no es lo mismo que ayer y mañana quizá ya nadie hable de eso. Quizá inventen un termino nuevo como es usual hoy en dia, posiblemente lo que nos hace humanos se convierta en un defecto y se creen nuevas formas de vivir basadas en seguir corriendo, en ir cada vez mas rápido, al punto que olvidemos por completo de disfrutar el trayecto.
Miro de nuevo por la ventana sin animo de cuestionarme más, debería dormir un poco, tal vez mañana intente empezar mi propia carrera.