Capitulo 12

2 0 0
                                    

- Chica muy, muy lista.

- A ver, venga, cuéntame cómo era.

La cara de Jimena era un santo poema, me causaba tanta gracia que no podía parar de reírme. Me dio una risa floja que hasta después de cinco minutos riéndome sola no pude empezar con mi descripción.

Alto, moreno, ojos verdes. Eran los típicos ojos verdes que con el brillo del sol se aclaran y parecen transparentes. Tenía una barbita mediana, justo la que me volvía loca. Su boca era de otra dimensión... No es que tuviera unos labios carnosos, eran la mar de normales, pero tenía ese no se qué que atrapa tu vista. Era una sonrisa la que escondían esos labios más que perfecta.

Mi cabeza chocó con ese pecho bien durito, parecía estar bien trabajado en el gimnasio. Me moría de vergüenza y no quería subir la mirada, pero tuve que hacerlo. Y cuándo lo hice me encontré a esta pefección creada por un mismo dios griego, por lo menos. Llevaba unas gfas de sol en la cabeza, una camiseta de manga corta, gris, estampada con pequeños contornos de emoticonos y simbolos en blanco. Unos vaqueros pitillo y unas addidas superstar azul eléctrico.

- Vamos, que le hiciste una radriografía en ese mismo momento, ¿no?

- Jajajaja, ¡exactamente amiga!

Cuando llegué a sus ojos después de a ver empezado con tal radriografía por los pies, me quería morir. Era el típico momento de "Tierra, ¡TRÁGAME!".

Llegué a su cara y me recibió con una tierna mirada y una sonrisa cariñosa. Me pidió disculpas en frncés. Un francés para mi un poco extraño, lo que me hizo devolverle las disculpas acompañadas de la gran pregunta:

"Vous n'êtes pas français, non?"

Se río y se acordó de que en el momento que nos chocamos un "hostia" salió de mi boca, así que me respodió ya en español diciendome que estaba más que claro que no, que era tan español como yo.

Ambos nos reímos.

- Y bueno, entonces... ¿De dónde eres? Tu acento no me queda muy claro.

- Es que en realidad soy de muchos sitios.

Con ese mucho me dejó claro que no podía ser nada más que de Cádiz.

- ¿Gaditano?

- El mucho me ha delatado, ¿a que si?

Lo miré y le sonreí.

Al congeniar tan bien en esos momentos me invitó a sentarme con él en la mesita de afuera de la pastelería dónde tenía pensado comerse el dulce que se había comprado, y yo efectivamente pues acepté.

Escogí yo la mesa, y claramente era la más cercana al interior de la pastelería. Era el momento perfecto para mí. Estaba hablando con un dios griego, nos estabamos riéndo, nos lo estábamos pasando mejor que bien y encima no paraba de percibir el vaivén de el olor más perfecto que podía existir para mi.

Después de llevar media hora hablando de que yo adoraba Cádiz desde siempre y que no podía morirme sin ir alguna vez en el mes de febrero, me preguntó por mi nombre y de dónde era yo.

Llevabamos media hora hablando y solo sabía que era un bombón gaditano y que tenía la sonrisa más bonita que había podido ver jamás.

- Me llamo Zenaida y vivía en Madrid. No sé después de todo lo que tengo pensado dónde acabaré viviendo. Y bueno, de ti , ¿qué hay?

- Jajajaja. Pues yo soy Filippo y vivo en Cádiz, pero como habrás notado mi nombre no es ni muy español, ni muy andaluz, ni muy gaditano. Jajajaja.

- Efectivamente... ¿Me regalas una explicación? Soy taaaaaaan curiosa, que no puedes dejarme así.

¿Mi caja de los cinco sentidos?Where stories live. Discover now