Adrien se despertó confundido en su cama, con migraña la cual había causado la amargura del rubio.
-Tu estúpido come queso- señaló al kwami -dime que hora es ¡rapido!- grito con furia. El pequeño Kwami negro bostezo con ternura y se frotó los ojos con calma.
-¿Que pasa que no me dices la hora?- grito de nuevo ahora más exigente.-son las 6:39 pm- dijo adormilado -¿por qué me gritas irrespetuoso?- se quejó.
-Yo le hablo a quien yo quiera como yo quiera entendiste- sonrió cínico -además me perteneces. ¡Y tu tienes mi culpa de mi mala suerte! ¡Por tu culpa sufro todos los días!- grito para después soltarse en un llanto combinado con risas que hacian dudar de la salud mental del muchacho.
-¿Quieres desaparecer tu mala suerte?- preguntó el Kwami con lástima.
-Eso es imposible intenté todo. Te lancé al rio, te obsequie a un orfanato, te deje en un restauran, siempre regresas- dijo riendo como desquiciado.
-La única forma es que consigas el miraculos de Ladybug y después podrás deshacerte de el tuyo sin problemas tu mala suerte desaparecerá- explicó con lágrimas en los ojos.
Después de esto la sonrisa cínica del joven se volvió más marcada.
Continuará....