Un Regalo para Mikasa

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Notas de Autora: Hola queridos/as rivamikenses, pues les traigo un nuevo one-shot por motivo del cumpleaños de Mikasa... si ya se que estoy suuuper atrasada, pero mi querida beta reader y yo hemos estado muy ocupadas con las tareas que nos dejan en la universidad, así que ni ella ni yo habíamos tenido tiempo de afinar este pequeñín. Espero que sea de su agrado, además de que en verdad espero haber conservado las personalidades de ambos personajes y no haber caído en OoC :v, y si lo hice, ¡háganmelo saber!

Dedicado al grupo de facebook: "Levi x Mikasa Forever!" (si les encanta este shipp, únanse :D)

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Un Regalo para Mikasa

Estaba nervioso, no sabía por qué... Bueno sí sabía pero aunque era mejor ignorar la razón, sabía que hacerlo sería sinónimo de desinterés y él no quería que ella pensará que no sentía nada dentro de su corazón.

Así que sin más, tomó una capa negra y se la colocó con tranquilidad, abrió uno de los cajones de su escritorio y cogió un saquito donde había estado guardando dinero desde hacía meses para ese momento especial. Salió del cuartel, se dirigió a las caballerizas, montó su caballo y a galope rápido se dirigió al pueblo.

Al llegar comenzó a caminar por las tiendas para damas, tratando de encontrar algo que le agradara y que fuera digno para aquella muchacha que cada noche se colaba en sus sueños. Siguió caminando por los pasillos de cada una de las tiendas, entre vestidos pomposos, zapatos bellísimos y elegantes, sombreros gigantes con flores o plumas demasiado llamativas para su gusto. Se estaba rindiendo, no podía ser posible que entre tantas tiendas no hubiera ni un mísero objeto que pudiese obsequiarle a la mujer que amaba.

Salió de la última tienda, con un aura decaída, ya se había resignado a no darle nada en aquel día especial. Caminó por la zona céntrica del pueblo, observando que había uno que otro puestecillo en los cuales vendían baratijas según él, pero aun así se acercó a uno que llamó mucho su atención. Era un puestecito igual a los demás, con la gran diferencia de que era más pequeño, sólo constaba de una mesita de madera pequeña, cubierta por una tela rojiza de tacto suave, pero que para Levi era más que obvio que estaba algo polvosa. Sin embargo, lo que llamó mucho su atención, fue que en la mesita, en contraste con la tela y con la ayuda de los rayos del sol que se filtraban por los agujeritos de una tela que servía para dar sombra al vendedor, unos pequeños objetos brillaban titilantes como los luceros en las noches más oscuras. Se acercó poco a poco, observando detenidamente cada uno de los modelos que se encontraban en aquella humilde mesita.

Después de unos minutos observando minuciosamente cada uno de los delicados objetos, sus ojos se detuvieron en una cajita que contenía dos collares, y cada uno tenía una piedra azul en forma de lágrima.

-¿Cuánto por esto?- señaló el capitán al comerciante

-Fiuuuuu, vaya amigo que buen gusto, es el producto más caro que tengo. Cuesta cinco mil monedas, son zafiros, piedras muy difíciles de conseguir en estos tiempos, y las cadenitas son de oro blanco, ya sabe uno de los minerales más cotizados en estos tiempos- dijo el vendedor viendo a Levi como si no pudiera pagar tanto por aquellas pequeñas obras de arte. Levi al darse cuenta, ni se inmuto y sabiendo la cantidad que había ahorrado por meses, sabía que le sobraría dinero para comprar otra cosa más para Mikasa.

Sin más tomó la cajita de terciopelo, la cerró, le entregó el dinero al vendedor y se dio media vuelta, para ir la floristería que había visto a la entrada del pueblo.

Al llegar no sabía qué flores comprar, era la primera vez que hacía algo como eso, así que optó por un ramo de orquídeas blancas. Se dirigió a la dependienta del lugar y le pidió que le hiciera un ramo con esas flores.

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