Todo comenzó desde el primer momento en que se vieron después de veinte años, aunque quisieran negarlo e ir contra viento y marea, sus cuerpos les dejaban muy en claro lo contrario, y eso iba más allá de la pasión que habían compartido hace más de veinte años, eso era amor, amor del bueno. A pesar de saber que habían mentido a sus hijos diciéndoles que estaba muerta, ella decide recuperarlos a costa de todo y de todos, y también descubrir quién es el verdadero asesino de Patricia. Pero no contaba con que Esteban se volviera a entrometer en su vida, que la volviera hacer vibrar con tan solo estar cerca de ella, y todo esto sucedió una noche, la noche en la que preparó una cena invitando a todos sus supuestos "amigos" sin que ellos supieran de quién se trataba.
Y había llegado la noche de la dichosa cena en el hotel, ya todos estaban reunidos y comenzaban las preguntas... ¿Quién los había reunido? y ¿para qué?, ¿Por qué estaban las mismas personas que habían ido a aquel viaje que terminó en tragedia? Muchas preguntas y ninguna respuesta, hasta que apareció ella, radiante como siempre, con esa belleza que la caracterizaba y que fue madurando con los años.
Una vez más estaba frente a sus queridos amigos, "amigos" que le dieron la espalda cuando más los necesitaba, no pudo evitar sentir un escalofrío que la recorrió de pies a cabeza al volver a verlo, estaba más atractivo que nunca, su Esteban, No. Ya no. Él ya no era nada de ella. Se obligo a cambiar sus pensamientos, él fue el que la abandonó en aquella prisión hace veinte años, alejándola de los seres que más amaba y ama en esta vida, sus hijos.
La "cena" transcurrió normal, logró causar el efecto que esperaba en sus "amigos" ahora se encontraba en su cuarto, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que el timbre la sorprendió, se dirigió a abrir, pero no esperaba encontrarse de nuevo frente a él, pero esta vez a solas.E: olvidaste esto (mostrándole la chalina)
M: gracias por traerla
E: vine porque quiero hablar contigo
M: ahora no, fueron muchas emociones y estoy muy cansada, otro día (dándose la vuelta, para entrar a la habitación)
E: (jalándola contra él, quedando muy juntitos, hasta respirar el mismo aire) dije ahora, quiero hablar contigo esta misma noche
Ambos quedaron mirándose fijamente, pero Esteban sin perder el tiempo, también se dedicó a mirar esa boca que lo volvía loco años atrás, y que moría por volver a hacer suya en ese preciso instante.
M: (le sostiene la mirada) Perdóname, pero ya te dije que estoy cansada, hablaremos otro día. Buenas noches.
Pero antes de que ella cerrara la puerta completamente, él se interpuso, y ante la mirada asombrada de ella, la besó, ese beso iba cargado de pasión y amor, porque, aunque los dos lo negaran, se seguían amando. A pesar del tiempo y la distancia, ambos se necesitaban y anhelaban en lo más profundo de su ser, estar juntos nuevamente, juntos, y para siempre. Ella correspondió en el mismo instante en que sus labios se posaron sobre los de ella, haciendo que sus hormonas se alborotaran, llegando a altos niveles de excitación. Sabía que debía detener ese beso, pero ¿para qué? Lo estaba disfrutando, hacía años que no estaba así con un hombre, demás está decir que él seguía siendo el único, a pesar de que muchos lo intentaron, ella simplemente no podía dejar de amar y desear a un sólo hombre, a su hombre. A Esteban.
Lentamente Esteban cerró la puerta, y aún con María entre sus brazos se dirigió hasta el sofá blanco que se encontraba en medio de la habitación, no quiso pensar en el ¿Qué hubiese pasado si...? sólo reaccionó por instinto y así lo hizo, agradeció que María no le alejara de su lado. Lentamente la recostó sobre el sofá y se posó sobre ella, en ese momento la alarma en la cabeza de María se encendió, no quería ceder de nuevo ante él, no frente al hombre que la dejó abandonada a su suerte, pero sin embargo el hombre que aún amaba, y amaría hasta el fin de su existencia.