III

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Con el paso de las horas, los días y las semanas, Taemin ya se había acostumbrado completamente a pasar el tiempo con Minho.

Al otro mundo, había llevado una infinidad de cosas, desde libros, su computador, comida y también de esos peluches que le habían regalado cuando era un niño, todo lo llevaba allá, todo era para Minho.

Se sentía tan cómodo con la situación que incluso a sus amigos les había platicado sobre él, diciendo claramente que era un amigo de la infancia que había regresado, pues no quería que le fuesen a tratar igual que a un maniático.

—Hey, me estoy poniendo celoso de ese tal Minho, yo soy tu mejor amigo.
—Sí, pero él es mi mejor amigo de la infancia.

Todos se echaban a reír siempre que escuchaban la misma plática una y otra vez, porque sí, Taemin no dejaba de mencionar a Minho casi ni un segundo de su existencia.

—Oye, preparate, la clase de gimnasia empieza pronto.
—Oh. –Taemin asintió desinteresado, volteando hacia la ventana– No iré, díganle al profesor que no vine o algo.
—Te aprovechas de tu buen promedio.

Después de despedirse y que todos salieran del aula, Taemin lo hizo también, sigilosamente para no ser descubierto.
Entre paso y paso, llegó hasta la sala de música que ya no se ocupaba, y rápido entro ahí, cerrando la puerta para asegurarse que nadie iba a interrumpirlo.

Miró en todos lados y supo que no tenía el suficiente sueño como para dormir, debería hacer algo antes de lograr irse por dos horas.

Se sentó en el banquillo del amplió piano y desde su celular, puso música tranquila, esperando que eso le ayudara.

Al principio se recostó sobre el banquillo, pero a los dos segundos ya se encontraba tocando el piano para acompañar la melodía.
Llevaba un ritmo lento, uno muy pacífico; pensaba en Minho y casi enseguida sonreía, pero lo más importante era ¿Por qué sonreía?

Taemin llegó a pensarlo en algún momento, sin embargo se había negado a aceptarlo porque simplemente no podía ser.

No le gustaba Minho, se convencía porque no era posible algo como eso.
Minho sólo existía en sus "sueños" y por consecuencia, no podía dormir todo el día sólo para poder verlo.

No podía gustarle Minho.


Taemin sintió la incomodidad del lugar en el que estaba sentado y por ello tuvo que levantarse poco a poco, sintiendo los huesos tronar porque dormir sentado encima de las teclas de un piano no era nada cómodo.

—Espera... ¿Un piano?

Taemin se levantó de golpe cuando se dió cuenta, que efectivamente, había traído el piano de la escuela hacia éste lado del mundo.

—¿Tae? –era Minho– ¿Qué pasa, qué es eso?

Minho se acercó sin mayor problema, allá en donde estaba el castaño, admirando y tratando de descifrar qué es lo que era aquel mueble amplio y de color negro.

Er, bueno, es eh...
—¿Tú tampoco lo sabes? –preguntó Minho con inocencia.
—Oh no, no. Sé lo que es, sólo que...

Taemin regresó su vista al piano y por un segundo pensó que era una broma, pero apenas pudo pasar un dedo por sobre la madera lisa, supo que el piano era completamente real.

—Sabes, no importa. –murmuró, acomodando el banco una vez más y así poder sentarse en el mismo– Ven, te enseño a usarlo.

Minho se había sentado a un lado de Taemin para mirar de forma atenta, pues el castaño había comenzado a tocar las teclas blancas y negras, haciendo música que a gustos del moreno, era bastante chillante y agradable.

—Intenta tú. –le dijo Taemin, tomando las manos de Minho para ayudarlo a tocar alguna melodía.
—Wow. –se emocionó Minho, tratando de seguir tocando incluso de más.

Taemin se rió por verlo emocionado y lo dejó tocar a su completo antojo, estaba bien si quería tocar y ya.

—¿Cómo haces que suene bien? Yo no lo logro.
—Eso es porque yo estudié música.
—¿Es muy difícil? ¿Puedo aprender?
—No es difícil, yo puedo enseñarte.
—Ah, Taemin, eres realmente increíble. –Minho casi chillo, regresando la vista hacia aquel amplio piano– Es por eso que me gustas.

Taemin sintió que el corazón se le paraba apenas escuchó las palabras del más alto, pues estaba seguro que no había entendido mal.

La sonrisa de sus labios se había ido por segundos, pero cuando Minho volvió la vista a él, amplió una nueva para mostrarse natural ante la situación y por suerte, funcionaba.

Taemin admiró un rato más la forma en la que Minho se divertía tocando el piano tratando de componer algo, se daba cuenta gracias a que repetía las teclas sin más; pero no dejaba de pensar en las palabras que Minho había dedicado para él.

Pasaron un buen rato tocando el piano y hablando de muchas otras cosas, Minho había dejado el PSP sobre la madera del piano y al rato ya se encontraba utilizándolo una vez más, sin hacer mucho caso de Taemin por culpa de aquel juego.

Taemin se preguntó entonces. ¿Por qué le gustaba alguien como Minho? No tenía la respuesta, claro estaba, sólo sabía que le gustaba y ya, sin poner demasiada tela en el asunto.

El castaño recargó la cabeza sobre el hombro de Minho para descansar, el sueño le había llegado y estaba seguro, que en unos minutos más terminaría por quedar dormido e irse.

—Gracias por enseñarme piano, Taemin. –dijo Minho y Taemin sólo sonrió.

Sintió que una mano del ajeno le pasaba por los cabellos y no supo más, se quedó dormido.


Cuando despertó, Taemin sintió que el cuerpo le dolía, porque dormir recostado en un banquillo no era nada cómodo, ni por casualidad.

Se levantó despacio y lo primero que pudo notar, fue el naranja de la tarde entrar por las ventanas y cubrir las paredes blancas, se le había ido el resto del día y desde hace un rato que debió llegar a casa.

Pero eso no le preocupó en absoluto, de hecho, ni eso ni nada.

Su cabeza ahora sólo podía pensar en Minho y en sus palabras desvergonzadas; tanto pensaba en ello que ahora estaba seguro que realmente le gustaba Minho y en cuanto lo había admitido, supo que no podría negarlo después ni aunque lo molieran a golpes.

Sin embargo, darse cuenta que alguien te gusta es un sentimiento tal vez agradable y amplio, pero a Taemin lo dejaba vacío y sin emociones, casi haciéndolo sentir desdichado cual perro de la calle.

Sí, le gustaba Minho, la persona que sólo existía en sus sueños.

Taking off [2MIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora