Mundos paralelos

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Estaba yo el domingo por la noche, medio dormida en la cama, y escuchando de fondo la tele… Tenía la 4 puesta, y había comenzado el programa Cuarto Milenio. Iker Jiménez comentó algo sobre una leyenda toledana que tenía como protagonista a un poeta no demasiado conocido, don Sancho de Córdoba… Y la leyenda comienza así:

“La infanta Catalina de Austria recibió en Toledo una majestuosa fiesta. A media noche, cuando aún resonaban las campanadas en el reloj del monasterio de Santo Domingo el Real, cercano a donde se realizaba el acto, uno de los nobles caballeros invitados al ágape, consejero general de Finanzas y auditor de su Majestad, don Sancho de Córdoba, presenció cómo una bella dama pasaba sigilosamente entre los allí congregados.

Atraído por la belleza de la dama, y la fascinación que inspiraba, se acercó a ella y la invitó al baile que en ese momento comenzaba. No recibía respuesta de la bella dama, a sus palabras de elogio. La sensación que emanaba era de una lividez extrema.

Tras finalizar el baile, salieron al patio exterior, adornado con innumerables plantas, al estilo de cómo se hace en Toledo durante el Corpus. Hacía cierto frescor nocturno, por lo que él, puso su roja capa con noble broche de oro sobre los hombros de la dama, que caminaba sin decir nada. Tan sólo, tras acoger la capa en sus blancos hombros profirió una queja, un lamento: “Qué frío!”.

Llevó el caballero a la Dama dando un breve paseo hacia su residencia, y al llegar cerca del Miradero, la dama rompió su silencio de nuevo:

– Caballero, no de un paso más en mi compañía, pues de seguir a mi lado me haría una grave ofensa. Envíe al día siguiente a un criado a por su capa a la calle Aljibes, en la casa de la Condesa de Orsino.

Don Sancho accedió cortésmente con la esperanza de ser él mismo el que recogiera la capa.

La dama se perdió entre las sombras de la noche, mientras él la veía alejarse lentamente, observando fascinado su suave caminar.

Durante la noche, don Sancho no dejó de pensar en la intrigante y fría belleza de la dama. Pero lo que más le intrigaba era su mirada: sus ojos no tenían brillo.

Al día siguiente, se dirigió personalmente en busca de la capa. El palacio estaba en una estrecha calleja en cuyo fondo se observaba una cruz. Llamó al enorme portón de madera y al poco se escucharon unos pasos y el descorrer de un pesado cerrojo tras el que se abrió un pequeño cuarterón de la puerta tras el que un anciano le preguntó qué era lo que deseaba. Preguntó por la dama, a lo que el anciano respondió que allí nadie vivía que respondiese a esa descripción, aunque le permitió pasar, y fue recibido por una noble señora enlutada, a la que refirió toda la historia acontecida la pasada noche. La dama le respondió que probablemente habría sido objeto de una pesada broma, puesto la dama a la que él hacía referencia, por la notable descripción realizada, era su hija y llevaba dos meses muerta y enterrada.

El caballero sintió pesar por lo que creía una terrible equivocación, y cuál no fue su sorpresa que, buscando el salir de la casa, levantó los ojos y contempló un cuadro de gran tamaño que representaba a una dama exactamente igual a la de la noche anterior: el mismo rostro, el mismo vestido, el mismo anillo en su mano izquierda…

– Señora ¿quién es esta hermosa dama?
– La misma hija que por desgracia os dije que perdí.
– Pero… ¡si es la misma a la que yo anoche acompañé!
– Caballero, de nuevo ofendéis mi casa… Soñáis, acaso, o sois presa de alucinación, pues ya os dije que hace tiempo que falleció.

Como hechizado salió de la casa y regresó a su palacio. Pasó dos días con terrible pesar, seguro de lo que había vivido aquella noche.

A la mañana siguiente, un hombre se presentó con la roja capa, que puso sobre los hombros de la dama aquella noche… Había reconocido al dueño de la capa por las armas del broche que portaba…

– ¿Dónde la hallaste? Preguntó con ansiedad el caballero.
– En el Campo Santo, junto a la tumba de la condesita de Orsino.”

MItologia, Leyendas, Historias {ACABADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora