I.

398 64 18
                                    

¡Holaaaa!

Bien. Recién me he visto este hermoso anime y me di cuenta que lo que me contaban no era una mentira: te cambia la vida.

Así que, ignorando que tengo historias que actualizar, me puse a escribir esto porque realmente necesitaba escribir sobre tan bella historia. ¡Escribir Viktuuri! Son irresistibles y créanme, les juro que intenté resistirme y no duré ni un segundo.

¡Espero les guste!

Yuri! on Ice y sus personajes NO me pertenecen.

Yuri! on Ice y sus personajes NO me pertenecen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Just a puppet on a lonely string

Oh, who would ever want to be king?

— Viva la vida, Coldplay.

.

.

Algunas noches despertaba a mitad de un mal sueño.

Llevaba una mano hacia su rostro y soltaba un largo suspiro en un intento por mantener la calma. Makkachin, que era tan leal como holgazán, apenas levantaba la cabeza para asegurarse de que todo estuviera en orden y una vez que su dueño le acariciaba el pelaje, volvía a su sueño perruno. Viktor se incorporaba hasta quedar sentado sobre la cama y repetía una secuencia de tres inhalaciones y tres exhalaciones. Respira. Suelta. Respira. Suelta. Una vez más.

Entonces volvía a la cama cubriendo su cuerpo con las sábanas hasta el cuello. No retomaba el sueño tan pronto como deseaba, por el contrario, hacía el intento por recordar la pesadilla que le había despertado tan agitado momentos atrás. Nada. No recordaba nada.

Temeroso de encontrarse envuelto en una nueva pesadilla e inquieto por no recordar detalle alguno al despertar, Viktor Nikiforov cierra los ojos e intenta dormir en la soledad de su gran habitación.

.

.

.

Ha triunfado como primer lugar en el Grand Prix Final. Otra vez. Qué sorpresa.

Cuelga la medalla de oro junto a las cinco anteriormente ganadas y permanece de pie ante sus triunfos en completo silencio. Makkachin se acerca hasta él y lame con insistencia una de sus manos en busca de atención. Viktor agacha la mirada hacia su mascota quien, consciente de que finalmente ha logrado su cometido, suelta un ladrido y agita la cola velozmente, vuelve a ladrar por si no ha quedado claro su deseo y el patinador tuerce suavemente los labios al tiempo que acaricia la melena del canino.

— Saldremos a pasear otro día, Makkachin—comenta en un tono amable y envuelto en tintes de culpabilidad—; hoy necesito descansar. Fue un largo día.

Some nights | victuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora