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La fiesta

A Kyungsoo le desagradaban los conflictos. Era por mucho lo que más odiaba en el mundo. Él amaba su vida pacifica, las largas horas leyendo, y los minutos muertos mientras tomaba café, o mientras comía, solo, en donde fuera.

Esa era una de las razones por las que odiaba tanto a Oh Sehun y a Kim Jongin. Esos cabrones se habían encargado de perturbar su paz durante lo que tenía que ser su tranquila vida escolar y después la universitaria, porque, si, ambos lo habían seguido a la universidad.

Y es que era culpa de la estúpida lucha que tenían el uno con el otro de "a ver quién es mejor" o "a que lo consigo antes que tú " y no, Kyungsoo no iba a ser uno de sus trofeos, no señor. Él podría ser gay, pero tenía un estatus que conservar, y ese era que jamás, nunca, había sido el pasivo.

Se los había dicho hasta el cansancio a ambos, para que pararan con su competencia, pero solo alegaban que "hyung, cambiaras de opinión", y por su madre que no lo iba a hacer.

—Te juro que la fiesta va a ser divertida. Es la despedida de la facultad, de tu facultad – recalcó el rubio – deberíamos ir, hyung.

—Sehun, no, y aunque fuera, te juro que no voy a acostarme contigo para que le ganes a Kai. Paren eso, ¡han sido años! – no es por sonar pesimistas, pero el carácter de Kyungsoo no era para que lo tomaran a la ligera, y eso es exactamente lo que aquellos dos chicos hacían, siempre. 

— ¿Crees que seguimos con eso Kyungsoo? – Se llevó una mano al pecho indignado – hace mucho que lo olvidamos, lo único que me interesa es tu amistad.

— ¡Te encontré! – Se escuchó el grito a lo lejos, y las pisadas que se acercaban rápidamente – querías llevártelo – le acusó el recién llegado – eso es bajo hasta para ti, Oh. Dijimos que seriamos justos.

—Hace mucho, he – ironizó Kyungsoo – escuchen par de idiotas, les diré algo, iré a esa estúpida fiesta, y les juro que será el último día de su estúpida competencia y sus patéticas virginidades traseras.

El enfurecido Kyungsoo salió del campus a velocidad luz, muy molesto y con un plan maquinándose en su mente, y si, la mente de Kyungsoo era de temer.

Las fiestas de despedida de la facultad siempre eran lo mismo, e iban alumnos de todos los semestres. Ruido, baile, alcohol, drogas, hombres, mujeres. Todo en el mismo lugar. Kyungsoo cruzó la puerta y se fue a tomar algo, pero en cosa de minutos el primer idiota ya lo había encontrado.

—Qué bueno verte, hyung – Kim Jongin era de esos chicos con la sonrisa más genuina e irritable que él hubiese visto, no sabía si su efusividad le sorprendía mucho o solo lograba repelerlo más – es tu despedida después de todo, deberías divertirte.

—Me estoy divirtiendo, Kai – habló irónicamente.

—Tu puedes decirme Jongin, hyung.

—Kai está bien – le dijo mientras se bebía, lo que fuera que se estuviese bebiendo. Y en ese momento llegó el otro idiota.

—Te he buscado por toda la fiesta hyung, vamos a bailar – y Kyungsoo odiaba bailar, y odiaba la actitud principesca de Oh Sehun, que siempre decía una cosa, pero su rostro mostraba totalmente otra, al menos no era tan efusivo como Kai, le daba un punto por eso.

—No – dijo cortante – solo vine aquí a terminar con esto, síganme – y como abejas a la miel, lo siguieron escaleras arriba en aquella casa de la pobre alma que se hubiera prestado para organizar esa fiesta.

Kyungsoo encontró una habitación vacía y miró al par tras él. Abrió la puerta y los hizo entrar cerrando con seguro.

—Bien – comenzó – esto va a terminar aquí, ¿Quién de ustedes va primero?