Después de ducharme y comer, me fui a dormir. En la mañana me despertó la odiosa alarma, tan molesta que la estrelle contra la pared, para luego escuchar como se rompía en mil pedazos. Me levanté, me cambié y me fui a desayunar. Me preparé unos cereales con leche para lkego sentarme sentarme comer.

Se hizo la tarde y llegó la hora, Luke me pasó a buscar para luego ir al lugar dónde nos encontraríamos. Al llegar lo vimos, un hombre de unos 40 años (tal vez más) sentado en un banco, alejado de todo lo demás, parece serio y respetuoso.

--Buenos días-- nos saluda-- usted debe ser Reagan Miller, ¿Verdad?

--Si, ¿Usted es Robert Jhonson?-- el asiente-- se estrechan las manos y nos sentamos otra banca, quedando frente a Robert.

--Bien, usted ya sabe porque estoy aquí, ¿Qué se puede hacer para saber exactamente que pasó?-- pregunto.

--Lo primero que se puede haver es hacer una autopsia al cadáver, luego ir al lugar dónde sucedió, todo esto para ver si hay algunas pistas-- responde con su semblante serio y calculador.

--¿Algo más?

--Eso lo veremos con el tiempo, por lo tanto, mandaré a hacer la autopsia.

--Está bien, muchas gracias.

--De nada, ah, sólo una cosa
más-- que no pregunte una estupidez--¿Dónde fue lo sucedido?

--En Lavalle 440, exactamente.

--Hum, una calle de mala muerte y pocas cámaras, eso lo complica un poco, igualmente nos tendremos que fijar si alguna grabó algo.

--Eso sería genial, ahora, si me disculpa, tengo que ir al supermercado-- el así te con la cabeza, como si me diera permiso. Me levanto de la silla y me marcho con un Luke algo nervioso a mi lado.-- ¿ se puede saber que te pasa?-- le pregunto.

--¿Qué? ¿No me pasa nada?-- dice rápido.

--Últimamente haz estado muy pálido y sudoroso.

--Sólo... no me siento bien.

--Está bien-- digo no muy convencida.

Luego de hacer los mandados fui a mi casa, invité a Luke a cenar, pero se negó diciendo que le dolía mucho la cabeza y que se iba a acostar en un rato. Así que yo me bañé, me comí una ensalada y me fui a dormir.

Después de unos días nos volvemos a juntar con Robert. Luke decidió acompañarme en todo momento, y cuando lo digo así, es porque pasa todo el día en mi casa, comiendo mi comida, usando mi baño y viendo mi televisión. Si se preguntan, sigue igual de raro.

--Vamos, Luke-- le digo agarrando las llaves del departamento. Cuando plaza, nos sentamos en la misma banca que la otra vez. Robert llegó al rato con su negro maletín y se sentó frente nuestro.

--Buenos días-- saludamos al unísono

--Bien, le tengo una pregunta, señorita. ¿Desde cuándo usted sabe que su hermano falleció?

--Desde hace unas cuatro semanas, cuando en el noticiero pasaron su identidad. ¿Porqué pregunta eso?

--Porque no me lo había dicho-- aclara-- por lo tanto, ya tengo los resultados de la autopsia.

--¿Qué dicen?-- pregunto impaciente, lo que causa que Jhonson largue una leve risa.

--Tranquila, que pronto se resvera el caso-- luego saca unos papeles del maletín-- acá están los resultados. Murió por una bala en el cráneo, también tenía moretones, tres apuñaladas y algunos huesos rotos. Tendría que investigar el lugar.

--Querrá decir tendríamos-- el me mira confundido-- no me diga que pensaba dejarme fuera, es mi hermano, yo voy a estar presente.

--Está bien, como usted quiera.

--Genial, ¿Vamos ahora?

--Si quiere.

--Entonces vamos.-- fuimos caminado. Al llegar vimos que habían vidrios rotos y sangre seca en el asfalto. Jhonson mira hacia arriba y mantiene la mirada ahí con curiosidad, lo que hace que nosotros también lo hagamos. Al hacerlo, vimos un edificio abandonado con una ventana hecha añicos.

--¿Los vidrios serán de esa ventana?-- habla Luke.

--Seguramente si, vayamos a investigar-- responde Robert. Nos dirigimos a la entrada, la cual es una puerta de metal, vieja y oxidada. Veo de reojo que Luke traga duro.

--Está forcejeada-- comento.

-- No me digas, Sherlock.

--Calladito te ves más bonito-- me suena el celular, avisando que recibió un mensaje.

--Es mi abuela, necesita de mi ayuda, me tengo que ir-- dice nervioso-- hasta luego-- se va rápidamente.

--Entremos-- dice el hombre de maletín. Le hago caso y apenas pongo un pie sobre el umbral de la puerta, me llega un fuerte olor a humedad y veo muebles con madera rota y podrida, manchas en el techo y paredes- que seguramente en moho- y una gruesa capa de polvo que cubre casi todo a mi vista, lo cual me hace estornudar fuertemente.

--Subamos, es el octavo piso-- tuvimos que evitar varios escalones para no resbalar y caer. Llegamos exhaustos.

--Vamos-- digo. Entramos y vi que habían varios muebles desparramados en el mismo Estado que los otros.

Me pongo a pensar en que le habrá pasado a la abuela de Luke para que necesite su ayuda, pero recuerdo que Luke no tiene abuela...

Sangre En ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora