¿Quién es Emma Castro?

Capitulo 1

Me encuentro en el casino de nuestro colegio observándola. Esta sentada sola en la mesa más apartada. bueno para los ojos de los demás estudiantes está sola, pero para sus ojos está sentada seguramente con alguna chica vampiro que a sacado de su saga de libros favorita. Esta vestida con ese disfraz de Hermione que usa para ir al colegio.

Desde que leyó toda la saga de Harry Potter lo a usado, no es que yo haya ido hasta donde estaba ella y le hubiese preguntado sí a leído los libros (si hubiera hecho eso nadie querría volver a hablarme) simplemente lo leí en su blog, ahí es donde publica sus reseñas sobre los libros que a leído. Tampoco es que yo le cuente a mis amigos que leo su blog y menos de que leo libros. Para mis amigos leer es sinónimo de estudiar. Pero no es así. Por eso la entiendo. hay veces que deseas tanto que ese libro, que te devoraste en apenas una noche sea real que te dan ganas de llorar.

La primera vez que la vi supe que era especial, nadie más se dio cuenta aparte de mi, eso es una pena.

Todo empezó en preescolar cuando Emma Castro llegó de España, Con aquellos cabellos color negro y esas pecas que te hacen querer tocarlas, por lo lindas que son. Se sentó en la mesa más apartada de la sala. no hablo con nadie, o eso creía yo.

Al pasar los días Emma hizo amigos. No amigos reales como los míos o como los de cualquier otra persona normal, sino de esos que sólo ella los puede ver.

Una vez escuche a las maestras hablar sobre Emma , decían que estaba loca, entre otras cosas, pero yo sabia que era mentira, yo sabia que simplemente le costaba comunicarse con los chicos de su edad.

Nadie jugaba con ella, tampoco la invitaban a participar.

Cuando me sentaba cerca de ella siempre trataba de centrar toda mi atención en escuchar lo que les decía a sus amigos. Se me hacia muy interesante escuchar sus largas conversaciones sobre como lo había pasado en su día, o que nuevo trucó le había enseñado a su nuevo perrito Sam. También me fijaba en los nombres de sus amigos. No eran los típicos nombres que un niño le pondría a su amigo imaginario. No es que yo sea un profesional sobre ese tema pero la verdad es que no conozco a ningún niño que le haya puesto a su amigo Caperucita Roja o Blanca Nieves ni nada por el estilo. En ese momento me di cuenta de que sus amigos estaban basados en todos aquellos libros que nuestros padres nos leían para ir a dormir por las noches.

Ella hablaba con aquellos personajes ficticios como si fueran reales. Para ella eran reales.

Los meses pasaron y los niños la apodaron como la rara. Ella nunca se dio cuenta. No se si era porque los ignoraba o porque estaba tan entusiasmada hablando con sus "amigos" que no se dio cuenta sobre lo que la gente decía sobre ella.

Sí me hubiera acercado a ella en un principio, quizá ella abría hecho amigos reales, quizá no estaría tan sola como ahora, quizá la gente no la encontraría rara ni se reiría de ella en sus espaldas, Pero no sería ella.

Mis amigos me avisan de que nuestra hora de almuerzo a acabado. Les e dicho a mi grupo de amigos que hoy no podre ir a la práctica de baloncesto porque mi abuela viene de visita y mi madre quiere que yo la vaya a buscar al aeropuerto. Pero es mentira. Hoy sale a la venta el último libro de mi saga favorita de vampiros "Bébete mi sangre". Quedan sólo 2 horas para salir y ya no aguanto más. Las clases de Matemáticas se me hacen eternas, cuando suenan las campanas para la salida, salgo literalmente como un rayo a mi casa que queda a sólo 4 cuadras de nuestro colegio, me cambio de ropa, tomó mi dinero, las llaves y me voy directo a al auto. Cuando estoy por abrir la puerta de mi viejo vehículo, Emma sale de su casa corriendo hacia el paradero de autobuses que está en la esquina. Está vestida con una jardinera de jeans, unos calcetines con rayas de colores que le llegan sobre las rodilla, lleva su negro cabello como siempre con un tomate y un palillo atravesado. Se que va a la misma librería que yo, también se que debería preguntarle si quiere irse en auto conmigo pero si hago eso y alguien me ve con ella será el fin de mi reputación de chico popular. Me introduzco en el auto y me dirijo a la librería más cercana que queda a unos 15 minutos en auto, pero mientras manejó me da una sed terrible y decido pararme en un negocio a comprarme una Coca-Cola eso me toma unos 5 minutos. Pero cuando salgo me fijo de que hay un tráfico de muerte, y en estos momentos empiezo a rezar para qué quede un libro.