Berlín(Marco Historico)

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Año 1918, Alemania

En la parte norte de Berlín Emma y Fredich Fharengeit era una pareja muy feliz, él era militar de la ya destruida Alemania por el gobierno y las guerras pero aún así no dejaba que eso predominara en su familia.
Ella era una obrera se dedicaba a la casa y además cortaba pelo de vez en cuando.
Eran una familia feliz y estable, aunque muy unida también eran muy orgullosos y así era.
Después de un año de casados a. La pareja por fin se casó y tuvieron un retoño.
Era un bebé varón después de tanta espera eso es el resultado sin duda.
Su padre (aunque orgulloso) Siempre desde su día uno buscó lo mejor para su hijo y debido a su posición no le fue difícil brindarle lo mejor.
Hasta un día.

1920

-Oye Fredich, tengo que decirte algo, claro no te alarmes no es nada malo- Dijo su madre que era muy flaquita y blanca.
Su nerviosismo se notaba en cada palabra y letra que Decía.

-Mujer! ¿No basta con los problemas en el consejo?,Aver!- Exclamo Fredich medio enojado y medio feliz pues quizá debería ocuparse mas de su familia y no del consejo pero lo trato de hacer.

-Otto va entrar al colegio ¿dónde lo meteremos? Digo, hay muchos colegios; hay judíos y Cristianos y así mismo Locos y especiales colegios budistas- Preguntó la mujer que desde hace tiempo quizo exclamar su pregunta pero no lo había logrado hacer.

-Ah! Ya veo! Dime primero cual es el caso! No me asustes- Gritaba a la vez que sonreía
- Es obvio meteremos a Otto en el colegio Scharterzei, ahí es donde crecí y mira jaja todo un militar- Complemento.

En ese momento terminó la charla donde el padre tan duro como una roca era ablandado muy rara vez y por esta vez.

Así se llego el día de las inscripciones de ese mismo año.
Fredich no podía estar ahí pues estaba, a la vez, en diferentes estados.

6 de julio 1920

Se encontraban madre e hijo frente la puerta del colegio que anteriormente se había criado Fredich de niño y donde conoció a su madre.
Ahí estaba la maestra Adele, era la directora encargada del turno.

-Digame señorita, ¿en que le puedo ayudar?- Preguntó la directora Adele

-Quiero inscribir a mi hijo, señorita... Adele él es mi hijo, Otto Fharengeit.- replicó la señorita Emma

En ese momento la maestra vio al niño, un niño blanco un poco delgado y con pelo negro, ojos cafés y un rostro muy lindo, de inmediato se dio cuenta de que él sería un gran hombre; solo un presentimiento.

-Claro señorita.- concluyo la directora del colegio.

Y así fue, se llevó al niño la madre y caminaron hacia su hogar.
El año siguiente debía partir al colegio así que durante ese año se preparo lo suficiente para ser muy buen alumno, como su padre...

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