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POV Taehyung.

Conocí a Jiminie cuando tenía tan sólo seis años, íbamos juntos a preescolar así que nos volvimos rápidamente muy buenos amigos.

A veces desayunábamos juntos en mi casa cuando la mamá de Jiminie dejaba que se quedase a dormir la noche anterior. Me acuerdo muy bien de a la mañana poder ver sus manitas ocupadas con las galletitas de chispas de chocolate que mi mamá había preparado.

Tampoco dejábamos escapar ninguna oportunidad para jugar, además de estudiar en su casa, aunque en verdad no queríamos estudiar.

Por si fuera poco, yo me encargaba de espantar a los niños malos que lo molestaban por sus rojizas mejillas; y nunca entendí el motivo de aquello, si sus mejillas eran lo más tierno que mis ojitos habían tenido el placer de ver.

En resumen, hacíamos todo lo posible juntos.

Estar con mi amigo era lo mejor del mundo, y estaba totalmente seguro de que no lo cambiaría por nada en el mundo. Con el tiempo, ese pensamiento se afirmó aún más.

Los años pasaron, y siendo mejores amigos decidimos mudarnos para vivir juntos en Seúl. Era mucho más fácil para ambos ya que entramos a la misma universidad, y también podíamos pagar a medias todo lo necesario para vivir, al menos, momentáneamente juntos.

En la estúpida universidad, mi mejor amigo conoció a uno de nuestros compañeros sobresalientes de clase, y no necesariamente por tener buenas notas. Sino más bien por tener esa típica aura de chico malo, pelo verde y mirada azabache; las cuales eran y son el centro de atención de toda la universidad. Pues, era nada más ni nada menos que el "famoso" Min Yoongi.

Aún recuerdo el momento en el que Jiminie me golpeó levemente con su codo haciendo que lo mirase con atención; tenía las mejillas rojas y se veía nervioso. Le pregunté qué era lo que le pasaba, me preocupé mucho al pensar que tal vez se había enfermado, pero susurrando me dijo: "El chico de allí es muy atractivo ¿no?" y simplemente levanté los hombros desganado, más que atractivo me parecía alguien que a gritos pedía atención. Pero en vez de decirle eso, opté por no decir nada, me parecía lo mejor.

Esa fue una de las peores decisiones que tomé en mi vida hasta ahora.

Jimin buscó la manera de volverse más cercano a Yoongi, y siendo una persona tan amable y considerada naturalmente, lo consiguió más rápido de lo que yo corro a las mañanas para tomar el autobús y llegar así puntual a la universidad.

A pesar de que no me agradaba para nada Yoongi, no pude negarme a escuchar a mi mejor amigo hablando de lo cuan genial y "buena persona" era ese chico peliverde.

Se veía tan feliz hablando de él; su sonrisa no tardaba en aparecer, haciendo que sus mejillas tiernas se hicieran más notables. También tenía ese característico brillo en los ojos que demostraba la emoción que tenía al hablar de Yoongi, y su voz, su melodiosa y dulce voz era música para mis oídos.

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El día que ya suponía que vendría no tardó en llegar, era viernes y habíamos decidido disfrutarlo tal como los mejores amigos que eramos. Compramos pizza, bebidas, y el sillón de la sala nos llamaba, así que allí comimos viendo una película a la que en verdad no estábamos viendo.

—Tae.

—¿Hm?—mastiqué bien la porción de pizza, y miré atentamente a mi amigo.

—Necesito decirte algo muy importante.

Lost in the mirror [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora