Sinopsis

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Empecé con las pesadillas a los 14 años de edad, corría ya el año 2009 cuando fue el primer y no último sueño desgarrador. Réplicas de los abusos de mi padre, la negligencia de mi madre y las enfermedades sin explicación de mis hermanas. Las torturas no cesaron, las pesadillas iban en aumento y lo vívido de las mismas también, el pánico me absorbía en cuestiones de segundos, no podía moverme, no podía hablar ni ver, me paralizaba. Poco a poco, diferentes imágenes se atravesaban delante de mí, recuerdos y momentos vividos, alguno que otro deseo y algunas fantasías que tenía yo en ese momento.
Cuando abría los ojos y veía pasar mi vida frente a ellos algo me detenía, de alguna u otra forma siempre estaba en un lugar fijo mientras todo lo demás se movía. Era un espacio oscuro, con una luz intermitente alumbrándome la coronilla.
-¿Qué es esto? ¿Qué es esto?
Siempre me preguntaba lo mismo sin obtener respuestas.
Me despertaba agitada luego de una noche de pesadilla, mi pecho parecía estallar cada vez más, sentía que el corazón estaba a punto de saltar de mi pecho. Como todas las noches lograba tranquilizarme pero no podía dormir hasta la siguiente. Lo veía algo normal, quizá un mal día, quizá mi hogar hostil y poco cariñoso provocaban mis pesadillas. Generalmente le restaba importancia, yo no importo, a nadie le importo como estoy o qué tengo, pero una noche lo escuché, escuché mi nombre, me llamaban "¿Es un sueño? ¿Estoy en la realidad?" Ni siquiera podía distinguirlo.

-Guillermina... -Arrastraba las letras de mi nombre en un susurro siniestro, estaba en mi cabeza.- Síguelo, sírvelo, obedece sus órdenes.
La voz era tormentosa pero no podía dejar de escucharlo, repetía siempre el mismo patrón para hablar: "Síguelo, sírvelo, obedece sus órdenes." Y luego silencio... un silencio ensordecedor.
¿A quién debo servir? ¿A quién debo obedecer? ¿Ante quién tengo que estar? Necesito saber porqué. Desde ese momento, comenzó mi mente a trabajar sin cesar, mi alma pedía a gritos que respondiera las preguntas y como consecuencia me sumergí a los peores infiernos.

Años más tarde me involucré en la investigación de la desaparición de mis hermanas mayores estando fuera de mi casa. Siempre sostuve y aún sostengo, que tal misteriosa desaparición está vinculada con las diferentes pesadillas que sufrí de niña. No sé si son fantasmas o simples alucinaciones, único que quiero comprobar es que ellos se las llevaron para poder así salvarlas. Tengo que probar que todo no es una fantasía, y que mis infiernos existen en la mismísima Tierra.

No importa quién o qué sea, mientras mantengas una pequeña luz en tu alma, ellos no te podrán atrapar. Es la esperanza, la que muere al final.

 Es la esperanza, la que muere al final

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