Nota Del Autor: Este capítulo es extenso, lo siento por la falta y el hiatus, pero tengo cosas que hacer, creo que dejaré un poco los fanfics, ¡no me maten enserio lo amo este fanfic! Pero en fin, gracias por la aceptación, leo cada uno de sus comentarios, ¡los amo!
Pasaron meses desde que la conocí, del beso en los labios y el akuma encantador que reflejaba la música en una sola palabra. Creí que conocer amigos era una tarea complicada si no se trata del único que pude considerar eso. Estuve equivocado todo este tiempo, la azabache y la morena se convirtieron en mis mejores amigas de ahora en adelante, y ahora que empecé con las clases de karate he visto mejor rendimiento gracias a estas dos chicas. Sin embargo, tenía que seguir entrenando en casa, así que en mi mansión decidí hacer las formas y movimientos de combate en una batalla, todo lo hacía por el beneficio mío y de Ladybug, mi amada Catarina, todo lo que hago por ella vale más que mil palabras, y si esto afecta positivamente a mi bienestar lo demás no tiene problemas.
Era un fin de semana tranquilo, abarcaban las siete de la noche, Nino me invitó a una pijamada con las chicas lo que acepté con gusto. Ahí fue donde todos nos reuníamos los tres en casa de Nino. El hogar de los Lahiffe es fascinante, no puedo decir que sea de gran calidad, pero me encanta pasar el tiempo con Nino en su cuarto de videojuegos, siempre jugábamos hasta las once de la noche o veíamos una película, por eso pensó que lo mejor es invitarlas, no tenía nada de malo en eso, sin embargo, se tardaban demasiado que llegaron ajetreadas una hora después de organizar todo. Les sonreí volviendo a la pantalla desbloqueando la pausa, Nino y yo estábamos en una batalla de nuestro videojuego favorito, y perder me hacía sentir un perdedor. Así que toda mi atención iba al juego de la pantalla moviendo con frenesí los botones mientras las chicas comían unas cuantas palomitas de maíz concentradas en lo que hacíamos.
—¡Días mío viejo! ¡No no! —gritaba Nino—. ¡Ugh! ¡Ni creas que me vas a ganar Agreste tengo mi ataque secreto!
Abrí los ojos perplejos al escuchar el ataque, no iba a superar eso, ¡y menos si se trata de mi mejor amigo! Saqué la lengua concentrado, mis dedos comenzaban a tomar un tono carmesí, en un momento empezaron a resbalarse, en verdad necesitaba ayuda o si no perdería mi record personal en el juego como ganador del primer lugar. Pero no creo que alguna de las chicas es capaz de ayudarme, esto era entre Nino y yo, nadie más, no podían entremeterse y menos en un ataque especial que a los combos que provocaba mi compañero podría marcar mi derrota en cualquier instante.
Los sonidos de los controles junto al masticar de las palomitas me desconcentraron, estaba a punto de perder por mi compañero. El sudor recorría mi frente al igual que músculos. Moví al personaje con dificultad, Nino tomó la delantera y yo solo grité moviéndome de un lado a otro, esperé que las chicas no se sintieran extrañas a un juego de chicos, pero así somos los hombres. Tal vez... tenía que aceptar mi derrota... Es un simple juego, ¿no?
—Marinette... Ya sabes que hacer—escuché a la morena decir, en eso, las dos se distanciaron dejando las palomitas en el bol. La castaña se fue con su novio rodeándole el cuello.
Alya tenía un plan, de eso estoy seguro, miré de reojo al moreno quien tenía la vista fija tratando de zafarse de Alya, pero esta le dio un beso en la mejilla quitándole los lentes. Acarició su barbilla, noté el rubor en los pómulos de mi mejor amigo mientras yo traté de vencerlo, sin embargo, siguió tan concentrado que olvidó a su novia por completo. En eso siento que soy empujando hacia un lado, ¿qué estaba sucediendo? Simplemente Marinette tomó el control controlando al personaje del videojuego ágilmente. Mire boquiabierto a la azabache, me dejó anonadado en sus tácticas de combos y rescates.
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Digital Boy [Sidekick AU]
FanfictionSer hacker no es nada sencillo, Adrien siempre lo pensó, que nadie podía tener ese don sobre entrar a donde menos se pueda imaginar, arrebatando toda información necesitada desde la comodidad de su casa. Al Agreste es su vida habitual, donde con s...