Capítulo 5

573 51 0
                                    

1

NIVEL DOS

Al despertar nuevamente los jóvenes olieron la sangre. Se miraron entre ellos pero ninguno estaba lastimado. Miraron a Chace quien en sus ojos se podía observar un vacío lleno de sombras inertes. A sus pies el cuerpo de Miranda se encontraba esposada y completamente desnuda. Aquella escena casi indescriptible atemorizo hasta James quien creía ser el más frio.

Pero nada podían hacer. Pasaron unos minutos antes que una docena de soldados entrara a liberar a Chace y considerablemente llevarse el cuerpo de la joven. Cuando nuevamente estuvieron los cuatro solos se sentaron en círculo esperado a que alguien dijera algo.

- Una lástima, era linda – Dijo Josh intentando compadecerse de la joven.

- Está muerta – Le recordó Sara con un poco de recelo.

- ¿Alguien tiene alguna idea de cuánto tiempo llevamos acá? – Cuestiono Josh.

- Supongo que una semana – Susurro Sara.

- Jóvenes – Los llamo, pero para sorpresa de ellos era una mujer – Ustedes han sido elegidos, ustedes han sobrevivido el destino los llevo a esto. Han pasado al nivel dos – Aclaró – En estos momentos ustedes pasaran a una sala contigua donde armaran equipos de dos.

 Nuevamente los soldados – que esta vez eran más de una docena – entraron armados, y pronto rodearon a los jóvenes y les indicaron que salgan. A pocos metros de donde se encontraban entraron a una sala que al igual que la anterior era blanca pero el ambiente estaba más caluroso.

Solos pudieron notar que el suelo estaba recubierto con una fina capa blanca. James se agacho y deslizo su dedo tomando un poco para luego llevarse a la boca.

- Sal – Afirmó.

- ¿Sal? – Chace se agacho y llevo un poco a su boca, confirmando el descubrimiento.

- ¿Por qué nos podrían sal? – Cuestiono Josh y sacudió su remera el calor comenzaba a notarse.


2

MELODÍA

- ¿Por qué lo hacemos? – Insistió ella. El mayor, la miro de reojo y suspiro.

- Mi niña, entiende, somos la salvación de este mundo.

- ¿Nosotros? – Cuestionó incrédula, él con pasos firmes se acercó y tomo sus manos.

- Si, somos corderos de el Creador, obramos en su nombre, ¡Él mismo se acercó a mi oído y me susurro estas palabras! – Recorto la distancia entre ellos, y dejo que las palabras que salgan de su boca y para ella fue como escuchar una de las melodías de Beethoven.

Por fin había comprendido.


3

HÁBIL

 Aún intrigados los jóvenes esperaron indicaciones sentados en unas sillas en medio de la habitación. A los minutos aquella mujer volvió a hablar,

-Como habrán notado hay sal – Ellos miraron el techo buscando el lugar de donde provenía aquella voz – Al igual que cuando comemos la sal nos provoca sed pues en esta ocasión absorberá la humedad. El ambiente seco y caluroso se asemejará al desierto – La voz dejo de escucharse.

Se miraron entre ellos buscando una respuesta a los problemas durante las horas siguientes el calor era ya casi inaguantable hasta que Chace no aguanto más.

Los siete pecados capitalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora