Woody se despertó confundido. Le dolía levemente la cabeza. La noche anterior, luego de un rato de caricias y mimos, se había acostado junto a su esposa, plenamente feliz.
Pero ahora ya no estaba en su cama; ya no estaba junto a su esposa; ya no estaba feliz.Se encontraba en medio de un campo muy verde, con árboles aqui y allá. A simple vista, estaba solo. No recordaba haberse trasladado a aquel lugar. Se puso de pie de un salto y se mareó: el dolor de cabeza aún seguía allí.
Sin saber qué hacer o a donde ir, se puso a caminar sin rumbo.
Subió a un árbol bastante alto y a lo lejos divizó una vaca pastando, que por alguna razón le recordó que tenía hambre. Se miró las manos: estaban flacas, sucias y pálidas. Cosa extraña, porque, según recordaba, la noche anterior estaba en plena forma...La noche anterior...de repente, se percató de que no recordaba nada ocurrido antes de la noche anterior. Su estómago rugió. Le dolía. Le dolía tanto que se cayó del árbol, gritando. El impacto lo dejó tumbado en el suelo unos minutos, su estómago rugía, ardía.
Sin saber cómo ni por qué, salió disparado en dirección a la vaca. Instintivamente se llevó la mano al cinturón y se percató de que llevaba una cuchilla de 30 cm. No recordaba haberla puesto allí. No importaba. Sólo importaba el hambre voraz que sentía. Llegó hasta el animal y hundió el arma blanca (o artefacto de cocina) en la garganta de la vaca, que se desplomó al instante. Un charco de sangre se formó al rededor del cadaver, Woody no le prestó atención, estaba tratando de arrancarle una pata a la vaca. Tras muchos intentos, lo logrô, aunque manchó totalmente sus boxers, calcetines y camisa de dormir blanca de sangre. Despellejó torpe y bruscamente la pieza de carne con las pocas fuerzas que le quedaban y sin más, zampó el primer bocado. El segundo. El tercero. Y asi acabó con toda la pierna. En verdad se sintió lleno. Aunque, una media hora después, vomitó todo lo que había comido. No estaba acostumbrado a la carne cruda. Al menos su estómago, ahora nuevamente vacío, ya no dolía, aunque no podía decir lo mismo de la cabeza. Desde que había acabado con aquella vaca, el dolor había aumentado. Se quitó la ropa, endurecida por la sangre seca, y la arrojó al suelo. Luego se sentó apoyando la espalda contra un árbol y se durmió al instante, mientras las primeras estrellas y una gran luna llena aparecían en el cielo.
•••
ESTÁS LEYENDO
[D]ead
ActionLa muerte asecha en cualquier lugar, en cualquier momento y Woody está a punto de descubrirlo en una sangrienta aventura.