Prisoner (Naruto)

Capital Sins - Envidia

No puedo arrepentirme de las palabras no dichas.

Estoy ahogándome en mis propias lágrimas.

Hablando con mi propia sombra.

El silencio es más profundo cuando estás presente.

Me arrepiento de las cosas que no dije.

—No puedo creer que en sólo dos meses saldrás por fin de este infierno —dijo Tenten emocionada abrazando a Sakura por el cuello.

—Justo en este momento siento tanta envidia —declaró Ino arrimándose a la litera del cuarto en el que ahora las habían ubicado; ya no era una estrecha y asquerosa celda, pero todo este nuevo trato tenía un precio. Uno muy alto.

—Al menos Kurenai-sensei ya no estará sola siendo atormentada por Hanabi —aseguró Temari con una sonrisa ladina, obteniendo algunas risas por parte de las demás chicas. A ella también le quedaba poco tiempo en ese lugar, por lo que se notaba la emoción en su voz.

—Vamos a brindar por eso. Por la salida de este lugar —dijo Hinata con un deje amargo en su voz, levantándose y tomando una bebida al tiempo que las demás también lo hacían.

Ino asintió hacia Sakura pues se habían dado cuenta del estado de ánimo de la morena. Después de todo a ella aún le faltaban siete años más en esta prisión. Mucho más tiempo que cualquiera de ellas.

—Bueno yo tengo algo que te podría interesar Hinata, aunque puede que también les interese a todas ustedes —articuló una joven que lucía una rosa blanca de origami en su azul cabello. Extendió un sobre hacia la Hyuuga quien mirándola con desconfianza lo tomó.

Las manos de Hinata temblaron mientras leía la primera hoja de este paquete, y antes de terminar ya estaba revisando algunas fotos. Hay más, más chicas como nosotras. —¿Dónde obtuviste esta información? —preguntó asombrada por lo precisa que era. Sus dedos se deslizaron por los papeles y se los extendió a Ino quien parecía querer arrancárselos de las manos. Miró a la chica que se los había entregado esperando una respuesta.

—Hay algunas personas que no están de acuerdo con lo que nos están haciendo. Por cierto mi nombre es Konan y quiero ser parte de lo que sea que tienes planeado —explicó la joven levantando la basta de su pantalón y revelando la marca en su cuerpo.

>>Eres la única chica en este lugar que tiene el suficiente poder para lograrlo. El nombre de tu padre es algo ¿sabes?...

Hinata observó con la atención de un depredador a la muchacha que se hacía llamar Konan. Sus ojos brillaron azules mientras se relamía los labios. Ella es muy fuerte. La voz en su cabeza gritaba, clamaba por sangre; sintió la ansiedad correr por sus venas y solamente se incrementó cuando los ojos de ella se tornaron por completo negros. Un gruñido de satisfacción salió desde el fondo de su garganta y una macabra sonrisa deformó su rostro.

—Esto de aquí, ¿puedes conseguir los originales? —articuló Ino ajena a la tensión en el ambiente. Konan regresó a verla una vez que Sakura hubo abrazado a Hinata por la espalda—. Si obtenemos los originales de esto podemos apelar a una reducción de la sentencia de Hinata, aquí hay falta de evidencia incriminatoria...

Las palabras de la rubia habían paralizado a todas en la habitación. Haciendo que la miraran con atención.

—¿Qué? —preguntó la rubia al ver las caras estupefactas de sus amigas.