Capitulo único

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          Alec estaba sentado en el sofá naranja de Magnus mientras esperaba a que este acabara de prepararse. Isabelle había organizado una comida en el Instituto y Alec había pensado en negarse pues sabía que no podría salir bien, pero Maryse le había dicho que tenía ganas de conocer a Magnus, de conocerlo de verdad y Alec no pudo negarse. Esa misma mañana le había llegado un mensaje de Izzy diciendo que al final Robert también estaría y eso era lo que más preocupaba a Alec.

            Eran poco más de la una y media y habían quedado a las dos y cuarto así que no tenían prisa pero le extrañó que Magnus llevara tanto tiempo en la habitación, sabía que siempre tardaba mucho en arreglarse pero nunca estaba tan callado. Decidió esperar un poco más y no habían pasado ni cinco minutos cando Magnus salió del cuarto que ahora compartían.

         Alec levantó la mirada hacia él y se quedó estupefacto, Magnus llevaba en pelo lacio cayendo ligeramente sobre sus hombros, sin purpurina ni color alguno; no llevaba ningún tipo de maquillaje y Alec vio asombrado que ni siquiera llevaba las uñas pintadas, por no hablar de la ropa que no era precisamente formal pero sí demasiado modesta para su brujo, le faltaba color.

            -Magnus- empezó dudoso el nefilim, creía saber por qué Magnus vestía así pero esperaba equivocarse- ¿piensas ir así?- la mirada del joven se quedó fija en los anillos de Magnus cuando estos reflejaron la luz que entraba por la ventana.

           Magnus se fijó en que Alec observaba sus anillos y pensó que tal vez llevar tres era excesivo. Empezó a sacarse uno de ellos pero entonces Alec se levantó del sofá y le cogió las manos.

       -¿Qué haces?- dijo y con delicadeza volvió a colocarle correctamente el abalorio.

        Magnus estaba mudo, había intentado vestirse lo más acorde con el momento posible, iba a una comida con Maryse Lightwood y eso no le preocupaba mucho pues sabía que ella sí estaba haciendo un gran esfuerzo por comprender a Alec y que le apoyaba ante todo, pero esa mañana su querida cuñada le había informado de que Robert también iría, y él sí que le odiaba. Los únicos adornos que llevaba eran los anillos que Alexander se había quedado mirando y un par de colgantes, que nunca se quitaba pues era una promesa que hizo con Catarina y Ragnor, que también llevaban un par iguales. También le había costado mucho quitarse su brazalete, que a pesar de ser muy simple fue la primera joya que se compró Magnus tras dejar atrás a los Hermanos Silenciosos.

              -¿De verdad piensas ir a la comida así?- repitió Alec al ver que Magnus no contestaba.

               -Mmm... sí, esa era mi intención. Pero puedo quitarme los anillos e incluso los colgantes.

             -Magnus, ¿te estás oyendo? Nunca te quitas esos colgantes.

              -Lo sé, pero seguro que a tu padre no le agradarán en lo absoluto.

              Alec suspiró, estaba en lo cierto, Magnus había intentado vestirse de una forma "normal" por Robert Lightwood y Alec no podía permitir eso. Se alejó de Magnus y miró el reloj, eran las dos menos cinco. Cogió su móvil y marcó un número bajo la mirada extrañada de Magnus que estaba muy nervioso.

            -Izzy ¿Podemos atrasar la comida hasta las dos y media?- Magnus solo oía la parte de la conversación de su nefilim- Sí, todo bien pero tengo que solucionar un pequeño problema que me ha surgido. Gracias, y yo a ti.

              Alec colgó y dejó su teléfono de nuevo en la mesita y se dirigió hacia Magnus, lo cogió del brazo y lo arrastró hasta el dormitorio.

             -Venga, a arreglarte para la comida.

             -Pero, Alexander, ya estoy arreglado.

             -Sí, pero sé que no te sientes cómodo llevando nada de lo que llevas. Me niego a que tengas que cambiar tu forma de ser ni por mis padres ni por nadie. Magnus, esta comida es porque mi madre quiere conocerte y yo que te conozca, pero quiero que conozca a Magnus Bane, el hombre del que me enamoré que es una mezcla de purpurina, colorines y joyas. Si mi padre no acepta eso, allá él pero no va a conseguir que cambie mi opinión de ti, eres hermoso, Magnus Bane, con y sin maquillaje, con brillo y sin él pero te conozco lo suficiente como para saber que estás deseando quemar la ropa que llevas y bañarte en purpurina así que tenemos unos 30 minutos todavía, tiempo suficiente para que te arregles como a ti te guste, incluso te da tiempo a pintarte las uñas.

             Alec se acababa de sentar en la cama cuando Magnus se lanzó sobre él para abrazarle haciendo que ambos quedaran tumbados en la cama, Magnus encima de Alec. Sus labios se juntaron y solo se separaron por falta de oxígeno.

           -Muchas gracias, Alexander.

           -¿Por qué?- dijo extrañado, no había hecho nada como para que le diera las gracias.

           -Por dejarme ser yo mismo- y esa frase también dejaba ver el dolor de Magnus y Alec sabía a qué se debía: casi nadie nunca había tratado bien a Magnus, al menos no sin querer algo a cambio y muy poca era la gente que le miraba sin horror al ver su vestuario y ahí estaba ese nefilim, aceptándolo tal y como era y no solo eso, también quería que sus padres lo conocieran siendo él mismo.

             -Magnus, amor, me encantaría quedarme todo el día aquí contigo, pero tenemos una comida en- miró el reloj que había en la pared y volvió a mirar al brujo- 25 minutos y aún sigues así. Venga, date prisa que como lleguemos tarde Izzy y mi madre nos matan.

            Con un último beso Magnus se levantó y empezó a vestirse mientras Alec seguía tumbado en la cama, disfrutando de ver a su novio sonreír mientras elegía la ropa que se pondría. Escogió un traje rojo con una camisa negra, el traje obviamente llevaba toques de purpurina al igual que los zapatos. Las puntas de su pelo se tiñeron de este mismo color con un chasquido de dedos. Eran las dos y veinte ya, entró al baño y salió a los cinco minutos ya maquillado y Alec observó que sus uñas eran ahora granates.

              -¿Qué tal?- dijo Magnus aún inseguro.

                -Mmm...- Alec se levantó de la cama y rodeó al brujo para llegar al escritorio donde Magnus tenía todos sus botes de purpurina, sus pintauñas y sus joyas. Abrió una caja verde y de ella sacó un brazalete de plata. Alec sabía la importancia que ese abalorio tenía para su novio. Se acercó a Magnus y le levantó la manga del traje para poder colocarlo alrededor de su muñeca. Volvió a bajar la manga pero no soltó la mano de Magnus- Ahora sí, perfecto.

           Levantó la mirada para encontrar con los ojos de Magnus que lo miraban atónitos y con lágrimas en ellos, Alexander le sorprendía más cada día. El joven besó a Magnus delicadamente tratando de calmarlo.

              -Eh, todo va a salir bien. Ahora, vamos que no quiero que ahora que vas tan guapo mi querida hermana te mate.- Magnus sonrió ante el elogio del nefilim y cogió su mano.

            -¿Tú estás ya preparado?

            Alec asintió mirándose una fracción de segundo, iba como siempre, con unos vaqueros y un suéter, al menos este no tenía agujeros. Magnus creó el portal y de la mano cruzaron pensando en el Instituto y en el desastre que se avecinaba.


N.A. Espero que os haya gustado este capitulo y muchísimas gracias por leerlo. El próximo que subiré será sobre Jace y Alec, su relación de parabatai y espero tenerlo listo el domingo.

Nefilim


One shot~MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora