Prólogo.

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Un grupo mixto de jóvenes, que iniciaban el primer año de carrera, se apiñaban en torno a un círculo concéntrico. Murmuraban entre ellos soltando risitas mientras esperaban a que abriesen las puertas de lo que se convertiría en su nuevo hogar, el imperioso castillo de BELLARTS. La fachada imponía respeto a pesar del desgaste a través de miles de años. Los alumnos veteranos evitaban ciertas zonas para que no se les cayese algo encima y los matara. De hecho, hacía no mucho de la tragedia del baño de las chicas, en la segunda planta. La desgraciada de Belén, en su tormento sufrido por la reacción alérgica a la pócima aguarrás. Ingenua ella, al salpicarse un poco en la mejilla. Le empezaron a nacer terribles pompas coloradas, las cuales crecían a una velocidad vertiginosa hasta explotar sobre el lienzo, creando de tal modo un interesante action-painting de color rojo escarlata... (Mientras, Osul, la profesora de artes mecánicas, disfrutaba de la escena observando desde la puerta entreabierta.) La pobre Belén salió corriendo hacia los lavabos de la segunda planta, mientras que en su cara seguían explotando pompas sanguinolentas.
Cuando por fin llegó al baño, no se percató de acababan de fregar el suelo. Así, con sus manoletinas recién estrenadas resbaló golpeándose la cabeza como nunca en su vida. Sin embargo, su desdicha aún no había terminado. Casi inconsciente tumbada en el suelo, la lampara que colgaba del techo comenzó a tambalearse. (Oportunamente resultó ser esa, en la que los alumnos habían hecho un apaño, intentando pegarla por todos los medios posibles: fiso, tornillos, superglú, etc.) Pues la bendita lámpara tardó muy poco en desprenderse de sus ataduras y aplastar la cabeza de la muchacha, acabando así con su vida. Pero eso es otra historia. El verdadero protagonista de este relato es incluso más gafe que Belén. En su existencia vive muchos más dramas. Yo, como narradora me he molestado en elegir unos cuantos, que no son pocos, con los que entretener a mi lector.

Salvatore Dotter Y el pincel filosofal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora