Love Me Harder || Robstar

✧Capítulo 1✧

El radiante sol comenzaba a abrirse paso lentamente sobre las blancas nubes, se contemplaba un increíble amanecer, teñido de tonos rojos, naranjas y amarillos. Conforme los minutos iban pasando, estos colores se iban desvaneciendo dándole lugar a un tono celeste. Los pajaritos comenzaba a cantar mientras volaban fuera de sus nidos y un suave viento meneaba las flores del lugar.

Hoy era el primer día de clases, primero y último. Este año por fin los jóvenes cursarían su undécimo año, donde son los más grandotes de la institución. Su deber es dar el ejemplo a los más pequeños, claro está que algunos son una excepción. Definitivamente en este curso debían hacer todo lo que no pudieron hacer en los anteriores, así no habrían lamentaciones más tarde.

La joven de cabellos rojizos como el ardiente fuego estaba terminando de desayunar junto a su padre, aún estaba a tiempo para ir al colegio con su mejor amiga, Rachel. Al terminar colocó todos los platos en el fregadero y luego se despidió cálidamente de su padre, tomó su bulto y salió caminando por la puerta delantera.

Lucía su hermoso y único uniforme, como eran el grado superior tenían derecho a tener uno diferente al resto. Su cabellera de fuego estaba atacada a una coleta alta, dejando unos pocos y finos mechones sueltos. Llevaba unas relucientes perlas de pendientes y sus ojos esmeraldas estaban delineados por una fina franja negra. Sus labios estrenaban un nuevo lápiz labial, un rosado un poco claro apenas para la ocasión. La pubertad le había asentado muy bien, ya no era la misma niña pequeña y triste.

Caminaba tranquilamente por la fría acera, intentaba calentarse un poco frotándose contra sus brazos. Había olvidado su abrigo, buen detalle. Faltaba poco para llegar a su destino, la casa de su amiga Rachel. Al acercarse pudo notar que ella ya la esperaba fuera del hogar, su mirada estaba fija en su móvil, de lo seguro estaba leyendo algún artículo o libro. No notó la presencia de la pelirroja hasta que ella la saludó.

—Buenos días Rachel.— Saludó animadamente su amiga de ojos verdes observándola.

—Buenos dias Kory.— Le contestó por educación mientras comenzaban a andar.

Rachel seguía siendo la misma extraña y fría joven de siempre. Vestía el mismo uniforme que su amiga, su cabello negro era mucho más corto que el de Kory, apenas le llegaba por lo hombros. Sus ojos violetas miraban hacia un lado distraídos, sus labios lucían un labial negro al igual que sus finas uñas. A finales del año pasado había decidido hacerse algo nuevo, lucía una argolla de plata entre su nariz, la idea de hacerse el "Septum" había provenido del internet.

Faltaba poco para llegar al instituto, se visualizaban pequeños círculos de estudiantes conversando y algunos ingresando al lugar. Todos parecían bastante animados a pesar de ser el primer día de clases. Rachel se despidió de su alegre amiga para dirigirse a su casillero. Kory observó hacia los lados, esperando encontrarse a alguien con quien conversar. De pronto sintió como alguien la tocaba por la espalda, su reacción instintivamente fue voltearse para ver de quién se trataba.

—Una flor para la mujer más encantadora.— Musitó tiernamente un joven de cabellos rojos mientras le acercaba la flor.

—Gracias Roy, eres muy amable.— Soltó con una pequeña risa mientras tomaba entre sus manos la flor de pétalos blancos.

A los lejos se encontraba un joven bien formado de ojos azules, tan profundos como el mar. Miraba la escena con cierto disgusto, aunque no le agradara mucho la chica no significa que semejante patán como Roy Harper tenía que llegar a hablarle. Ni mucho menos obsequiarle una flor, ¿pero quién rayos se creía ese hombre? Un hombre de tez morena miraba encantado las expresiones de su amigo, se podía observar el disgusto e ira que sentía en sus interiores, claro que nunca lo aceptaría.