Algo... Anda mal

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(Un hombre sentado frente a una familia, nos relata)

No puedo creerlo.

No puedo creer que hoy cumpla ¡85 años!, vaya que estoy viejo. Ya no tengo nada de cabello en la coronilla, y los pocos que me rodean por encima de las orejas, ya no son del lindo castaño que eran hace 40 años. Me canso fácilmente, extraño bailar como lo hacía en mis años mozos, porque lo admito... ya no creo lucir tan galán, no con tantas arrugas, ojeras, y esta gran barriga que me cubre hasta el cinturón. Mis manos tiemblan cuando no las apoyo en algo, y no hay quien me tenga paciencia al tener que escucharme. Soy muy, muy, muy distraído, odio tener que llevar estos anteojos para todo; si no los tuviera, podría pasar el mismísimo fantasma de Marilyn Monroe a mi lado... ¡y yo ni enterado!

Estaré viejo... de acuerdo, lo admito, lo acepto. Pero al recordar lo que he vivido, ¡vaya que no me arrepiento de nada!; tal vez jamás salté en paracaídas desde un aeroplano, ni conocí Italia como tanto lo deseé; pero lo que tengo justo frente a mis anteojos es mucho mejor que todo eso:

Ahí está Marcus; él es mi orgullo, el primogénito, mi único hijo varón, un hombre hecho y derecho, leal y trabajador, todo un buen mozo, me recuerda a mí cuando tenía esos magníficos 28 años; pero Marcus ha hecho las cosas 1.000 veces... ¡no!, mejor dicho, 1.000.000 de veces mejor que yo, él está en la cima del mundo, es todo un caballero, exitoso y ejemplo de padre. Ahí está sentado sobre el césped con su pequeña maravilla: mi hermosísima nieta, Rebeca. No puedo creer que ya tenga un añito, está grandota para la edad que tiene; me encanta observar como Marcus juega con Rebeca mientras la ayuda de los bracitos a dar sus primeros pasos. Lo admito, jamás me gustó ese nombre, "Rebeca", no es de mi agrado, pero nadie pudo oponerse a la decisión de mi nuera, Fiorella. De las mujeres más firmes y guapas que he conocido, podrá ser la madre más dulce que haya en este país... pero vaya carácter que se maneja cuando un cable se le cruza; aún no puedo explicarme cómo es que mi hijo tuvo tanta paciencia y dedicación al conquistarla (suelta unas risas), pero lo admiro, pues así debe ser; hay que conseguir lo que uno se propone.

¿Qué traerá Fiorella en esa canastita?... ojalá sean esos deliciosos emparedados de pollo con extra jamón y queso con mayonesa y mostaza miñón que tanto me encantan. Aún no sé cómo es que Fiorella no se dedica a ser chef, si es la cocinera más espléndida que he conocido; pero bueno, mejor no le digo nada, puede que no lo tome a bien mi sugerencia, y no hay cosa más molestosa que escuchar a un viejo criticón; mejor sólo agradezco a Dios por la felicidad de mi hijo, y de este hermoso día de picnic.

¡Oh! Miren quién viene ahí... justo cuando pensé que el día no podía mejorar. Mi pequeña Andrea junto con sus dos retoños... y su "peor es nada". Pero que linda y espléndida luce mi princesa hoy día; sigo sin acostumbrarme a la idea de que tenga 25, una profesión, unos preciosos mellizos de 7 meses... y que ya esté casada. Marcelo no me cae mal, tampoco es mal muchacho, sólo creo que para un padre, ningún hombre estará a la altura de su hija; pero en fin, ruego que nunca le falle... porque si no, vaya arrollada que le propinaré.

Y bueno... vaya que ahora sí, el día de picnic será maravilloso; no hay duda de que los pequeñines le ponen la alegría al lugar. Me alegra tanto ver y saber que Marcus y Andrea siempre serán muy unidos, como los hermanos que son, igual que yo y los míos... ¡esperen un segundo!, ¿son quiénes creo que son?... Hablando de los reyes de Roma, miren nada más quiénes vienen llegando: Julio, Fernanda, Jesús y Miguelina. ¡Pero qué viejos somos todos!, podré ser el mayor de los 5 hermanos, pero Miguelina quien es la menor con 71, luce igual de mayorcita (carcajadas).

Que hermoso es ver cómo Marcus y Andrea se llevan tan bien con sus tíos, siempre los han considerado sus segundos padres... y es que así debe ser. La familia siempre debe estar UNIDA.

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