1. 【¿Destino o casualidad?】

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Oliver
Eran las 5 de la mañana, aún estaba oscuro y silencioso, no había indicio de alguna persona despierta en aquella zona cuando un chico rubio llamado Oliver se despertó de pronto con varias gotas de sudor recorriendo su rostro, trazando caminos de desesperación y miedo; aunque por despertar no quiero decir abrir los ojos, pues le temía más a lo que pudiera haber afuera que a lo que en su cabeza se mostraba. Con los ojos aún cerrados tanteo la pared al costado de la cama, en busca del interruptor. Al encontrarlo sin titubear ni un segundo lo encendió, encandilándose a sí mismo, pero sin realmente importarle.

Era temprano, pero aun así podría aprovechar el tiempo. Se puso de pie de un brinco, acto seguido se pasó el brazo por la frente, tratando de secar las gotas que aún permanecían allí. Gruñó al darse cuenta de lo pegajoso que se sentía.

-Mierda...- Dijo entre gruñidos, Tomo las esquinas de la sabana y acomodo toda su desordenada cama, luego tomo su ropa interior, una camiseta medio descolorida y un pantalón que dejo encima de la colcha. Se dirigió hacia el baño y cerró la puerta con él dentro.

Unos minutos después salió, con el cabello mojado y la prenda superior con algunos tonos más obscuros que se marcaban en zonas donde se llegaba a pegar. Comenzó a recoger toda su casa entre canciones animadas, hasta que dieron las 6 y media. Al darse cuenta y que la melodía que estaba sonando se viera interrumpida por la maldita alarma, corrió hacia la habitación, entrando casi cayéndose a la cama, para ponerse los tenis a brinquitos. De nuevo, y con un poco más de cuidado, corrió hacia la cocina, tomo un pan y cogió también la tableta de pastillas que estaban en la encimera. A continuación, salió del departamento rápidamente.

Un frío tremendo hizo acto de presencia en el ambiente, que chocaba en las sonrosadas mejillas del chico haciéndolo estremecer de frio. La puerta de la preparatoria ya estaba a algunos cuantos pasos, y perfectamente con 15 minutos de anticipación.

-¡Genial!- Sonrió ampliamente y para sí mismo. Corrió un poco más ese tramo que le faltaba para poder llegar. El profesor ya lo estaba esperando en la entrada del aula designada para las clases de "Artes generales". La beca estaba cada vez un poquito más cerca, aquella universidad era perfecta para la carrera que buscaba, para cumplir su sueño.

-Buenos días. -Le dijo al profesor Adam, que bien podría ser el mejor maestro de toda la preparatoria, o bien podría pensarlo solo él. Y el de física, tal vez.

Entro al aula con los nervios a flor de piel y un pinchazo en la mano, rogándose que todo saliera perfecto.

[...]













Ben.

Corría tratando de encontrar su aula, de nuevo. Tantas faltas y retardos por su pésima orientación. Ya hacía un año se había trasladado a esta prepa, claro, y aun no sabía en donde quedaba su aula qué, para él, eran completamente iguales a las demás.

Por fin dio con la suya, rodeada de algunos arbustos y flores amarillas... Su salón no tenía flores amarillas... ¿O sí? ¡Ay! Eso era lo de menos, el punto es que quería entrar ya, para no llevarse otro aviso.

Abrió el portón de metal, encontrándose con las miradas de varios jóvenes curiosos, asomándose por encima de su hombro. Varios lapiceros se observaban a lo lejos, junto a un muro lleno de pintura lanzada al azar, formando un bosque colorido y difuminado. El profesor lo miro confundido, el chico estaba sudado y cansado, así que sin saber qué otra cosa hacer se acercó a el

-¿Te puedo ayudar en algo?- Pregunto el mayor con voz claramente desconcertada.

-Eh... s-si... ¿sabe dónde q-queda el aula "D"?- Su cara se tiño de rojo, incluso llegando a las orejas, el profesor lo miro, recordando.

Es una promesa.【BL】Where stories live. Discover now