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Al día siguiente, Ángela planeaba preguntarle a Daniel si habia salido a la noche pero después pensó que eso no era de su incumbencia. 

Hoy era el último día en el que se sentaría con Daniel, y el lunes volvería a sentarse con Jared. Estaba contenta porque vería de vuelta a su amigo. No habían vuelto a hablar desde esa incómoda charla en el teléfono donde él le había dicho que no le gustaba Daniel.

Cuando llegó al salón, vió a Daniel, sentado en ese lugar mirando hacia la puerta, como si hubiera estado sentado en ese lugar  desde hace rato, esperándola. Ángela se sentó.

- Hola, ¿como estas? - lo saludó ella.

- Bien ¿y tu?- le respondió él.

- Bien.

Ella estaba a punto de decirle lo de anoche cuando entró la profesora de contabilidad.

Cuando tocó el timbre del descanso y todos salieron, Daniel le propuso a Ángela caminar un poco por los pasillos. Ella aceptó. 

- Debe ser lindo haber viajado tanto - le comentaba Ángela, mientras caminaban por los pasillos de la escuela.

- Si. Igual tampoco es la gran cosa.

- Eso lo dices tu porque tienes la oportunidad de viajar. A mi me encantaría poder viajar aunque sea a Inglaterra.

- Te arruinarías el pelo con toda la humedad - decía él, con un aire divertido.

- Que importa, todo por conocer  Londres.

Ángela tomó valor y le preguntó lo que tanto quería preguntarle.

- Se que esto te va a sonar algo extraño, pero creo haberte visto ayer a la noche en el medio de la calle. 

- ¿A mí? - preguntó Daniel, medio sorprendido.

- Si. Sentí una ráfaga de viento y de repente te vi. 

- No salí anoche - le dijo el. Parecía tenso.

- Debe ser que me lo estoy imaginando. Cambiemos de tema, ¿dale?

- De acuerdo.

Aunque parecía todo raro, Ángela pensó que  después de todo ella no se lo había imaginado. El viento que pasó al lado de ella, lo real que él se veía en medio de la calle, lo nervioso que se había puesto cuando ella le sacó el tema.

- Ya va a tocar el timbre, será mejor que regresemos.

- Está bien - dijo Ángela y los dos volvieron al salón sin decir nada en el camino.

El resto del día pasó de lo más rápido e incómodo. Desde que ella le había preguntando a Daniel lo de anoche, él solo se limitaba a mirarla y intercambiar alguna que otra frase. Llegó el momento de irse y Ángela no estaba segura si iba a hacer como estos días, si Daniel la iba a acompañar hacia la salida. Fue como Ángela esperaba.

- ¿No vienes? - le preguntó ella, ya que el se quedó en su asiento.

Él no respondía, solo se quedó serio. Sus ojos estaban inexpresiblos y de un gris más oscuros de lo habitual. Ella, en el poco tiempo que lo conocía, no le había visto esa mirada. Al menos con ella. Parecía peligroso. Ella se fue, sin decir nada. 

Cuando estaba yendo para su casa, la calle estaba vacía. No había nadie por la calle. Cuando dobló la esquina, apareció Daniel frente a ella. ¿Cómo era posible que haya salido tan pronto de la escuela y encima llegar hasta donde ella estaba?

- Daniel...- dijo ella sorprendida. No podía decir nada más.

- Tengo que hablar contigo - su voz era distinta. No era la misma voz suave, tierna y educada que a ella le ponía el mundo de caebza. Esta voz era seria y tenía un tono peligroso en ella - Es importante.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2014 ⏰

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