Sueño.

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Sueño que caigo, caigo por una alta pendiente. Esa pendiente me lleva al mar y entonces, cuando el agua ya está entrando en mis pulmones, cuando siento como me asfixio, intentando luchar por salir a la superficie, sin resultado alguno; aparece ante mí la más bella de las sirenas jamás vista antes.

Puede que esté loco, o tal vez solo sean los desvaríos de alguien al borde de la muerte; pero cuando despierto ella está a mi lado. Esta vez sin cola, esta vez despeinada, en bragas, en mi cama. Tal vez lo que anoche me asfixiaba no era solo agua, posiblemente fuera el alcohol que todavía sigue en mis venas y noto como late mi cabeza. "Esta vez, será la última" dije.

Promesa no cumplida, a la mañana siguiente volví a soñar con una sirena, esta era igual de bella que la de la otra noche y aquí está vistiéndose para irse.

La habitación sin nadie se inunda de humo, mi pena se convierte en alegría aunque solo por un instante, la euforia inunda mi cuerpo, pero de nuevo la tristeza se apodera de mi. El caos se apoderó de mi, para hacerme vivir en sueños. Sueños llenos de sirenas muy diferentes, sirenas con diferentes sentimientos, aunque todas ellas en busca de pasar un buen rato para ahogar un poco las penas.

Al despertarme un día, el sueño era distinto. No se trataba de una sirena, esta no nada sin rumbo; esta tenía pies y los tenía amarrados al suelo. Pero al despertarme no había nadie en la cama conmigo, tampoco en mi casa. El sueño había sido distinto en todos los sentidos, porque esta "sirena" me había rechazado y eso había tocado mi ego.

Entonces con cada rechazo, con cada mala cara con la que me miraba... todo eso me quitaba el sueño y me enloquecía, porque yo quería que esa sirena fuera mía. Porque aunque no quiera reconocerlo, ella sabe perfectamente que lleva algo de sirena por dentro, como todas, aunque intente reprimirlo con todas sus fuerzas.

Se convirtió en un cruel enigma que mi mente cerrada no era capaz de descifrar. Y es que a mi me pueden los misterios, todos ellos me dan miedo. Porque a veces te atraen tanto que acabas loco; sí, loco de remate por intentar encontrar alguna que otra respuesta que con el paso del tiempo no llega y se convierte en una terrible obsesión que te consume sin que te des cuenta, que ocupa todo tu tiempo poco a poco, para aislarte y asestarte el golpe mortal del que no te librarás aunque quieras. Ya has caído en su trampa y no hay marcha atrás.

El caos que se había instalado en tu vida se vuelve orden. Se acabaron las sirenas porque ya no las disfrutas tanto como los rechazos de ella . Porque ella se ha convertido en el centro de mi existencia y sin darme cuenta; veo que me he enamorado, otra vez de un imposible.

NEVERLANDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora