Sol
Luego de mi increíble noche con Harry llegué a casa súper sonriente, ese hombre me hizo sentir de maravilla pero desgraciadamente lo que hicimos está mal y no se volverá a repetir.
-Sol – mi madre tocó la puerta de mi habitación con cierta desesperación
-Pasa
-¡¿Se puede saber dónde demonios estabas?!
-Aaron y y.-
-Ni se te ocurra incluir a Aaron en esto – me interrumpió –El vino a preguntar por ti, le pareció extraño no tener ni un solo mensaje de tu parte
-Aaron y yo no estábamos juntos, eso iba a decir pero me interrumpiste – rodé los ojos –Pasé la noche con unas amigas, luego de nuestra discusión no quise hablar con nadie, sabía que Aaron te defendería y para evitar problemas con el no lo llamé
-¿Aaron me defendería? – asentí –¿Por un regalo que él y su padre decidieron hacerte?
-Ehh..s-si p-por – tartamudeé –Aaron odia que discuta contigo – me impresiona mi habilidad para mentir –Y te daría la razón solo para que estemos bien
-¿Segura? – asentí con mucha inseguridad –Aaron parecía muy feliz por tu nuevo auto – sonreí –Hasta me preguntó cuánto nos costó y dijo que le pediría uno a su padre – mi sonrisa desvaneció, maldito Aaron, ¿por qué tiene que ser tan chismoso? –Quiero que me digas la verdad ahora mismo, Sol Virginia Wills – su mirada era intimidante –Y si no dices la verdad voy a denunciarte
-¡¿Denunciarme?! – casi grité –No puedes denunciarme por tener un auto nuevo
-Tu no tienes la cantidad de dinero que cuesta eso y si no quieres decir quién te lo dio fue porque lo robaste
-No puedo creer que pienses eso de mi – dije decepcionada –Yo sería incapaz de una cosa como esa, mamá, tú me conoces más que nadie por dios, ¡Tú me criaste!
-¡Deja de darle vueltas al asunto y dime quien te regaló el maldito auto!
-Ya vuelvo – tomé nuevamente las llaves del auto y conduje hasta la casa de Harry lo más rápido posible, detuve el auto en la carretera pero lo dejé encendido y corrí a tocar el timbre con desesperación, segundos después salió Harry con una radiante sonrisa que desapareció al verme
-¿Qué demonios haces aquí? – susurró –Aaron está en casa, pequeña idiota – su mirada era venenosa –Tú debes esperar que yo te llame, no puedes aparecerte así en mi casa, ¿acaso quieres que nos descubran? – en el camino de casa hasta aquí estuve conteniendo mis lágrimas pero ya no las aguanto más
-Necesito que me ayudes, Harry – las lágrimas rodaban por mis mejillas –Mi madre cree que el auto que me regalaste es robado y va a denunciarme