Capitulo 1 // El Cast

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Me encontraba en un hotel en Canadá donde estaríamos las primeras noches. Había un chico rubio —probablemente teñido—El se encontraba tirado en un sofá del cuarto principal, observando su celular el cual sonaba de manera desesperada —como el de todos los que participarian en el desarrollo de la serie— llevaba una camisa blanca manga corta y unos jeans oscuros. Sin percatarse de mi presencia en el lugar.

—Disculpa— Hablé con un poco de timidez he interrumpiendo su lectura, inmediatamente mis ojos se cruzaron con los suyos. Esos eran los ojos más bonitos que había visto hasta ahora, ojos azules y con una mancha marrón en uno de ellos, llamando mi atención.

—¡Oh! — se levantó velozmente dejando su teléfono en el sofá, con un pequeño golpe en el suelo debido al peso que tenía a pesar de que se encontraba descalzo— Mi nombre es Dominic Sherwood, interpretaré a Jace Wayland — me tendió la mano con una gran sonrisa —¿Tú debes ser del cast cierto?

—Si, yo soy Alberto Rosende, interpretaré a Simon Lewis. —Dirigí mi mano hacia la de él, el cual tenía un tacto cálido que me provocó un ligero escalofrío.

—Un vampiro eh— inquirió una ceja.—¿Te gustan los vampiros?

—Si bueno, preferiría ser hombre lobo, aunque sigue siendo genial participar en este Cast. —Le sonreí sintiendo como liberaba mi mano. Acordándome de mi duda inicial. —Oye— señale atrás mio con mi pulgar —¿Sabes donde está el resto?— miré a los lados bajando mi ceja derecha.

—oh— dió unas pequeñas palmadas a ambos lados de su muslos, chocando las palmas con los jeans oscuros que generaron un pequeño sonido. —Están en un restaurante que se encuentra a una cuadra de aquí. —tensó sus hombros—puedo acompañarte si quieres.

—No hace falta —le sonreí—Creo que ya pasé por ahí de camino a acá. — me dispuse a girarme—No vemos luego Dominique.

—Esta bien— me detuvo jalando de mi brazo, tirando de él y hacerme cerrar los ojos por inconsciencia. Sentí algo humedo en mi boca, abrí los ojos asustado, me estaba besando.

Se separó de mi con lentitud, dejandome paralizado.

—Puedes llamarme Dom— sonrió ampliamente.

—Oye Dom — traté de mirarlo al rostro, aún algo paralizado. —P... ¿Puedes decirme a que fue ese beso?

—¿Asi no es como se despedían los canadienses?

—Ooohhhh— Asenti con lentitud— no realmente—Sonreí nervioso—Creo que eso es para saludar. —Sonreí con vergüenza— Además no soy—pause con incomodidad —canadiense... — Subí mis antebrazos con la palma abierta, dejando cierto espacio entre Dom y yo.

—¿¡Enserio!? —Reaccionó sorprendido, dirigiendo sus manos tapando su rostro y girando hacia un lado—¡Oh Dios lo lamento! — separó las manos de su rostro, mirándome nuevamente y sonriendo con incomodidad —No volverá a suceder, la verdad yo tampoco estoy acostumbrado a esto. —miró abajo apenado.

—Está bien, no te preocupes —Le sonreí de vuelta, aunque podía sentir mis mejillas levemente rojas. —Voy al restaurante. —me despedí —¡Esta vez sin besos! — bromee viendo como reía ante mi comentario.

Me di la vuelta con rapidez, pasando mi mano algo sudoroso por los nervios y resbalando psra abrir la perilla, pasando al otro lado y cerrandola lo más calmado posible. Sin contenerlo más, dejé caer mi peso sobre la puerta, me sentía muy avergonzado y aunque no era tan difícil de ocultar no podía evitar recordarlo un sin fin de veces.

Recuperé la compostura y le di al botón del ascensor para bajar, dirigiéndose a el restaurante.


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