Única parte

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La chillona voz de Ken al gritarle pegado a su oído lo hizo regresar a la realidad. Dejó de imaginarse en su trabajo y su visión enfocó con premura el bar en donde se encontraban.

— ¡Hongbin!

— ¡Ahh! ¿Por qué me gritas? — respondió con brusquedad alejándose un poco de su hermano.

— Porque llevó casi diez minutos hablando y tal parece que a ti no te importa ninguno de mis problemas, cuando se supone que estamos aquí por mí — respondió indignado.

— Lo siento, en verdad perdóname Ken pero es que... solo traigo muchas cosas en la cabeza, eso es todo.

— Ajá, como digas... yo la verdad no sé cómo aguantas estar en ese trabajo tuyo. Mira nada más como estas, pareces una piltrafa humana — dijo Ken tomándolo de la barbilla y moviendo su rostro de un lado al otro.

— ¡Oye! — le respondió molesto Hongbin alejando la mano de Ken de su rostro.

— Lo siento pero es cierto, y eso no me lo puedes negar... ¿Por qué mejor no buscas cambiar tu especialidad a una donde puedas tener una vida social, no sé... normal?

— Como si eso fuera posible — dijo con ironía Hongbin.

Ken colocó una mano en el hombro del contrario, mientras que este no dejaba de mirar con intensidad y el ceño fruncido el vaso de cerveza que sostenía en la mano. Después de algunos meses su hermano Ken había regresado de su internado en Alemania, lo había llamado y habían quedado de verse, pero por más que Hongbin quería integrarse a la plática con su único hermano está simplemente pasaba a segundo término, tan solo al recordar el hecho de que justo en ese momento Hyuk se encontraba solo, o siendo atendido por alguien que no era él, y lo hacía sentirse ansioso y preocupado a la vez.


Algunos tragos y muchas risas después, los hermanos Lee llegaron trastabillándose de borrachos al departamento del menor, todo porque en primera, Hongbin no quería que sus padres vieran a Ken en ese estado y en segunda porque estaban más cerca del departamento del mismo que de la casa de sus padres.

Esa había sido la primera noche de Hongbin, en mucho tiempo sin salir a divertirse como una persona normal o al menos esa fue la impresión que le dio a Ken, cuando lo vio después de casi un año sin verse. Pero a pesar de que Hongbin quería sentirse mejor, simplemente no lo había logrado.

El estar completamente enamorado de alguien como Hyuk, lo había hecho darse cuenta que incluso en la vida hay personas que como él, parecieran no tener una media naranja o simplemente el derecho de amar a otra persona. Por eso para cuando Ken se quedó dormido, Hongbin que era de los dos el que más soportaba el alcohol, solo caminó hasta el pequeño cuarto de baño y se puso a llorar con verdadera amargura.

Mientras se miraba en el espejo, y veía con detalle su reflejo en él, comenzó a tocar sus mejillas estirándolas un poco, para después golpearse a sí mismo, dándose un par de bofetadas.

— Regresa, ¿me escuchaste? Tienes que regresar a ser el de antes... tienes que regresar — repetía una y otra vez ahogándose incluso con el enorme nudo que se le había atorado en el cuello.



* * *



Hongbin se había enamorado de la persona más especial en el mundo entero. Un chico de cristal. El cual era un muchacho comunicativo, cariñoso y casi en extremo mimoso con el que Hongbin se había topado en su vida.

Para Hyuk el padecer la enfermedad de osteogénesis imperfecta (OI), la cual era una rara enfermedad que afecta principalmente a los huesos, produciendo una fragilidad ósea extrema, provocando rupturas y lesiones con mínimos golpes; lo había llevado a encontrarse con Hongbin, un enfermero que trabajaba en el ala de cuidados intensivos del Hospital regional de la ciudad. Hyuk era uno los tantos casos que al año entraban y salían del mismo hospital para recibir tratamiento de una enfermedad que todavía no tenía cura.

La primera vez que se habían visto, fue tres meses atrás cuando a Hongbin se le encargó la administración de calcio en la dosis establecida para Hyuk, ese día el lindo enfermero que entró a la sala salió siendo otro completamente. Y todo debido a que su paciente de nombre Han Sang Hyuk era un chico de cristal con la mayor disposición que Hongbin había visto en los dos últimos años en la misma ala.

Siempre con una sonrisa en sus labios, y demostrando una enorme fortaleza espiritual por la falta de la física. Esos detalles junto al hecho de ser alguien en extremo parlanchín habían logrado que Hongbin poco a poco quedara total e irrefutablemente enamorado de su paciente. Sabía que estaba mal en todos los sentidos, pero él simplemente no podía arrancarse los sentimientos que florecían en su interior.



* * *



A la mañana siguiente, la peor de las noticias que se le puede dar a alguien enamorado, es el llegar a saber que su otra mitad, aquella parte que tenía el control entero de su corazón estaba sufriendo y él no podía hacer nada para ayudarlo.

Hyuk había sufrido una recaída, pero no cualquiera, en esta ocasión solo se habían salvado tres huesos de un total de 206 de ellos. El ver sufrir a Hyuk hizo estremecer el cuerpo entero de Hongbin, que tratando de controlarse entró hasta la habitación en donde se encontraba el menor, para seguir con sus cuidados. Aunque este no se diera cuenta en lo más mínimo que el enfermero a su cuidado estaba muriéndose por él.


Otro día más sin poder tocarte, sin poder abrazarte y cobijarte, sin poder demostrarte cuanto te amo... para mi tú aquí frente a mí, eres la personas más inalcanzable que puede existir en la faz de la tierra... pero aun así te amo y eso no lo puede cambiar nadie.

Te siento tan distante y tan cerca a la vez, todavía no puedo creer que esto me llegara a pasar a mí, y de esta manera tan... tan indescifrable. Pero entonces me imagino dentro de tu piel, y sé que está mal porque me pierdo el en intento, por tocarte, por besarte.

Después de todos estos años de entrenamiento y que incluso me haya tocado atender ya algunos casos iguales, tenías que aparecer. ¿Por qué? por más que busco darte amor, tú nunca te fijas en mí... si tan solo... si supieras que puedo morir por ti.

Eres el ser más inalcanzable para mí, como si fueras una estrella en el enorme firmamento, tan distante, me haces sentir que el amor que siento por ti es más que imposible, invisible como el aire que respiro... como un ángel, así de imposible es mi amor por ti.

Pervivo en la vereda de tu soledad, sobre todo cuando todo te lástima... y me haces sentir tan frustrado, conteniendo mis ganas de decirte que aquí estoy yo, que no hay nadie más para amarte sin medida... me duele incluso el verte suspirar, con dificultad por algo que ambos sabemos que no pasara y que volverá a repetirse... si tan solo yo pudiera tomar tu lugar, gustoso lo haría porque yo simplemente me muero por ti.

Como un fuego que no arde... así justo de esa manera te me has vuelto inalcanzable,
tan pero tan Inalcanzable... 

Mi chico de Cristal [HYUKBIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora