La habitación es oscura y húmeda. La pintura de las paredes casi ha desaparecido, haciendo que la escena parezca aún más tenebrosa.
En el centro de la habitación hay una camilla y en ella descansa el cuerpo de una chica. Su piel luce más pálida de lo normal y el sudor empieza a cubrir su cuerpo. La almohada se está empapando. El silencio parece ser eterno. Tal parece que las sombras aún no saben que ella está ahí.
Él sostiene su mano con fuerza, mantiene la cabeza baja y espera. Esperar es lo único que ha podido hacer desde que ella apareció. En realidad, no sabe que es lo que realmente está esperando. Quizá sea una despedida. O tal vez, ella no despertará, simplemente desaparecerá. Un escalofrío recorre su columna con solo imaginarlo. Es el único miedo que siente desde que despertó en ese lugar, sobre todo cuando la encontró en el suelo, sangrando y agonizando. Tal vez es por eso que no ha soltado su mano. Le da miedo soltarla y que se vaya sin despedirse.
Suspira y levanta la cabeza para poder verla. Sus ojos siguen cerrados, pero su respiración cada vez es más agitada. No sabe que le está pasando, es como si estuviera sumergida en un sueño eterno y tuviera pesadillas.
Los vigilantes aún no los encuentran, pero es sólo cuestión de tiempo para que eso pase. El portal sigue abierto y debe cruzarlo antes de que los vigilantes aparezcan.
—Princesa, tienes que despertar—dice, con la esperanza que ella escuche—. Tu padre y tu madre no podrán vivir sin ti, tus hermanos te necesitan. No te olvides del pequeño Neo, él también te necesita. Recuerda que prometiste ser la mejor tía del mundo —toma aire y contiene las lágrimas—. Yo también te necesito, pero si ellos te encuentran, te perderé por siempre.
Sus dos manos sujetan la de ella, la lleva hasta sus labios y la besa. Se toma un momento para poder continuar. Tiene tanto que decir, pero le duele hacerlo. Cada vez que lo hace, es como si estuviera despidiéndose. Y de cierta forma lo es.
—Prometo esperarte, esperaré cien años por ti. Pero despierta, princesa —suplica, suplica por la vida de su amada. Las lágrimas han empezado a caer, el tiempo empieza a agotarse—. Tienes que despertar. Te mereces una vida llena de felicidad. Vas a enamorarte de nuevo, te casarás, tendrás hijos, serás abuela... envejecerás y morirás. Morirás cuando tengas ochenta y estés sobre tu cama. No morirás aquí, no hoy y tampoco mañana.
Alguien se acerca, pero él no lo sabe.
—Te amo, Aricia. Te he amado desde que te vi por primera vez, pero entiende que debes irte. No quiero dejarte ir, pero debo hacerlo. ¿Recuerdas todas las veces que me confesaste tus miedos? Prometí que te protegería y eso es precisamente lo que estoy haciendo. Si alejarte de mí significa que tú estarás bien, lo haré. No importa cuán difícil sea.
El vigilante está cada vez más cerca. Va decidido a cumplir su deber: desterrar a la chica.
—Eres fuerte, más de lo que crees. No será fácil lidiar con los recuerdos cuando vuelvas a casa, pero sé que lo harás bien. No perderás la cordura, serás fuerte y lucharás para seguir adelante. Me recordarás como el chico que te amó más que a su propia vida y sacrificó todo para salvarte. Cuidaré de ti, no sé cómo, pero lo haré. No importa que tan lejos esté de ti, mi amor por ti nunca morirá.
El tiempo se acabó y él lo sabe.
—Te amo, Aricia. Por favor, despierta
Se pone de pie y la besa. Y entonces, con todo el dolor de su corazón suelta su mano y se aleja. A cada paso que da, el dolor incrementa y le quema. Coge un tubo de metal entre sus manos y toma aire. No permitirá que el vigilante se acerque a ella.
Abre la puerta y lo enfrenta.
Cuando él se marcha, la respiración de ella se agita aún más y su cuerpo empieza a temblar. Él no sabe que ella ha estado recordando mientras duerme. Y el último recuerdo ha llegado, la explicación a porqué están ahí.
Y lo que él ha estado esperando sucede.
Sus ojos se abren, finalmente ha despertado. Pero el último recuerdo es doloroso y ella grita. El dolor de garganta le da la triste noticia de que todo es real.
Hay cosas que ni siquiera el amor más fuerte y verdadero puede evitar.
ESTÁS LEYENDO
Espera Por Mí
ParanormalElla lleva treinta y un días en coma. Treinta y un días en los que recordará los mejores momentos de su vida. Lo recordará a él. Cada día es un nuevo recuerdo. Y al despertar, tendrá que despedirse. Un adiós que nadie puede evitar. ¿Podrá decirle ad...