De La Porcelana.

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Porcelana, eso era yo. Un cuerpo vacío hecho de porcelana, frágil y hermosa.

Estaba para reparar tu corazón roto, para amarte, para salvarte. Pero la verdad es que nunca lo supe, hasta el momento en el que sentí mi cuerpo volver a petrificarse poco a poco cuando me dijiste que era mejor el no hacernos daño y caminaste lejos de mi. Aquel día bajo la lluvia cuando mi cuerpo soltó su último aliento.

Yo podía verte continuar, mientras tú solo veías las tiendas a los lados de la acera y la lluvia que caía. Yo no podía moverme porque literalmente mi cuerpo estaba petrificado, volviéndose de nuevo porcelana y un tiempo después polvo.

Aunque mi cuerpo desapareció mi alma trato de buscarte, y espero por ti en el mismo lugar después de no saber en dónde más mirar por el rastro de estrellas que tú aroma dejaba. Mientras tú lejos estabas, tratando de olvidar, tratando de olvidarme a mí.

Si te digo la verdad, nunca pensé que sería así, el día que te volví a ver estabas tan cambiado, mientras yo seguía luciendo como el muñeco de porcelana al que dejaste.

Y entonces, tratando de llamar tu atención me di cuenta, yo ya no existía, ya nadie podía verme, y entre eso estabas tú. Te seguí al trabajo, al baño, a la biblioteca, incluso me colé en tu casa.

Tenías una familia nueva, una esposa, dos hijos y un perro. Y fue entonces cuando me pregunte, ¿Por qué no lo detuve aquel día en la lluvia?, porque esa debía ser mi casa, esos niños deberían ser nuestro niños y ese perro debía llamarse Firulais.

Y entonces te vi mirarme con los ojos abiertos como platos, ¿que pasaba? ¿Me estabas viendo a mi? ¿De verdad me veías de nuevo?

Tú esposa subió las escaleras con los niños, y tú diste un paso más cerca hacia mi. Me contaste lo mucho que me extrañabas, que pensabas en mí todo el tiempo. Me preguntaste porque no volví a buscarte y te conté que la porcelana que era mi cuerpo se había vuelto polvo aquella noche.

Entonces te acercaste más a mi, me miraste a los ojos y lo que me dijiste, fue lo que me regreso mi cuerpo de porcelana.

"Siempre te he amado y desde ese entonces no puedo dejar de pensar en ti. Ni si quiera con esta familia se borra tu recuerdo de mi mente, ni de mi corazón."

Aunque incluso después de esas palabras que me devolvieron mi cuerpo por un momento, yo nunca tendría un final feliz. Pues después de el beso que le prosiguió a la aparición de mi cuerpo yo lo entendí, ya eso no se haría mi realidad.

Así que me despedí de ti, haciéndote saber que te amaba más que nada, porque era amarte la razón de mi existir. Salí por la puerta de atrás y me fui lejos de tu vida, lejos de ti y de tu familia.

Siendo mis últimas palabras que me olvidaras y que encontrarás tu felicidad. Y entonces vi la luz, aquella luz que había visto el día que aparecí en tu puerta por primera vez. Y volví a ser parte de aquel jardín que no pertenecía a tu vida.

EleanaBarroso

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EleanaBarroso

Poesía y sadness para una tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora