El comienzo

Capítulo 5: Fiesta prolongada.

Sí hago como que no le he visto seguro que no viene a buscarme. Con un ápice de esperanza para que eso sucediera seguí caminando por la casa mirando a ver si conseguía alguien interesante con el que hablar. Cualquiera sabría que "hablar" era lo último que querían los chicos de esta fiesta, todo menos hablar, pero tenía que buscar una excusa para no sentirme desplazada en esta enorme casa en la que no conocía a nadie, bueno a una persona, pero no quería hablar nada con esa persona. Esa sensación seguía ahí. Joder espero que no me esté siguiendo por toda la casa. Fui a la cocina, lo cual no fue buena idea, parecía que se estaban montando una orgía, no era agradable de ver. Decidí volver a bajar al sótano, quizás Alex había terminado su partida de póker y podía hablar con él un rato, apenas le conocía, bueno eso que yo sepa, tenía que averiguar de qué nos conocemos.

Bajé y vi a Ryan liándose con una de esas actrices, ¿por qué será que no me sorprende? Típico. En fin, ya hablaría con él otra vez acerca de por qué evitó mi pregunta. Seguí mirando a ver si veía a Alex y ahí estaba, tumbado en el sofá fumando y no era precisamente un cigarrillo. Me acerqué a él, ya me estaban dando ganas de irme a mi casa.

- Hey Sasha, estás muy guapa, no sabía que tenías un cuerpo tan impresionante. - definitivamente estaba borracho y fumado.

- Vale Alex, no conozco a nadie en esta fiesta, creo que me voy a casa. - dije sin rodeos.

Me miró confuso.

- No te puedes ir ahora Sasha, apenas son las - miró su reloj - las tres de la mañana.

Que rápido ha pasado el tiempo, si eran las diez cuando llegamos.

- Bueno pero quiero irme, no me siento cómoda aquí en medio de tanta actriz porno.

Alex empezó a reír. Seriamente estaba afectado de tanta mierda que se estaba metiendo en el cuerpo. Se sentó en el sofá y me hizo un gesto para que me sentara a su lado y así lo hice.

- Mira Sasha, si quieres te quedas aquí a dormir y mañana sin ningún problema te llevo a tu casa pero ahora, en mi estado, no puedo llevarte y, que yo sepa, no has traído coche.

Tenía razón, no podía irme a casa, no tengo coche y el estúpido de Ryan no va a dejar a la zorrita para llevarme y aún menos Alex. Pero dormir en casa de Alex, no pensaba dormir en un sofá.

- Alex, no me gusta dormir en el sofá - espero que pille la indirecta de que me deje una habitación.

- Todas las habitaciones están ocupadas, pero si quieres duermes conmigo - le miré con los ojos como platos - no me mires así, la cama es enorme, ni siquiera te rozaré.

Bueno quizás no era tan mala idea, solo quería dormir, después de trabajar y el día movidito de hoy solo quería dormir.

- Yo te puedo llevar - dijo una voz que conocía y llevaba esquivando toda la noche - si quieres.

Me di la vuelta. Y ahí estaba Kyle, el hermano de Kim.

- No gracias, me quedo con Alex - dije con indiferencia.

Kyle se sentó a mi lado en el sofá mientras Alex hablaba con una chica. Genial, ahora me tocaba aguantar a Kyle.

- Sasha, sigues tan distante conmigo.

Vaya que genio estamos hechos.

- No me digas Einstein - dije sin mirarle a la cara.

[FLASHBACK]

Kyle y yo nos llevábamos muy bien hasta que hace un año empezamos a salir, queríamos intentarlo y Kim no se opuso, estaba contenta de que su hermano no saliera con la típica niña malcriada con las que solía salir, fueron cuatro meses muy buenos, me trataba muy bien, íbamos de compras, al cine, siempre me compraba algún detalle y siempre le reñía por hacerlo, no estoy con chicos para que me compren cosas, el sexo era maravilloso y era muy cariñoso conmigo. Pero no todo es color de rosa. Resulta que él salía conmigo para poner celosa a una chica por la que llevaba enamorado más de dos años y que se acostaba con ella cada vez que tenía la oportunidad, incluso estando conmigo. Pensó que no me daría cuenta pero él tampoco es que fuese demasiado inteligente si empezaba a besarla en la calle, a dos metros de mi casa. Resulta que la chica era mi vecina. No es que estuviera enamorada de Kyle, pero una tiene su orgullo y no me apetecía salir con un cerdo que a la mínima ocasión te pone los cuernos. El día que me enteré iba a quedar con él porque me había invitado a una cena pero decidí que mejor que viniera a mi casa, lo que él no sabía era la sorpresita que le tenía preparada.