Dinah sabía que estaba en un mundo de mierda. Ella aún no sabía cómo al salir a tomar unas copas para ahogar sus penas se había metido en un lío, pero lo había hecho. Un vaso se estrelló contra la pared cerca de ella, la cerveza salpico su piel, y se acurrucó en su asiento para ser un blanco más pequeño. Un cuerpo cayó a pocos metros de distancia. El hombre soltó un gruñido al golpear el suelo duro y luchó para ponerse de pie. Ella se puso de pie rápidamente y la silla de madera raspó el suelo mientras se giraba.
La pelea se había movido a su lado. Los idiotas borrachos estaban haciendo todo lo posible para golpearse el uno al otro y ella estaba atrapada en el otro extremo de la barra. Su mirada buscó desesperada― mente una salida, una puerta o una ventana para poder huir. Tres muros sólidos la rodeaban y la única salida era pasar a través del círculo de clientes del bar que rodeaban la lucha.
― Oh infiernos, ―murmuró.
Una de las mesas cercanas a ella cayo cuando uno de los hombres se tambaleó hacia atrás contra esta tras llevarse un puñetazo en la cara. La mesa aplastada aterrizo a los pies de ella a pocos centímetros y se dio la vuelta, marcho hacia al asiento que había dejado vacante y se subió encima de la mesa del rincón. No había ningún otro sitio al que ir. Dos cuerpos más cayeron al suelo demasiado cerca de ella para su comodidad. Uno más se zambulló encima de la pareja caída y rodaron peligrosamente cerca de su posición. Ellos intercambiaron golpes e incluso uno tiro del pelo de su oponente.
La vista de la habitación era mucho mejor desde la parte superior de la mesa, ella seguía atrapada. Dos grupos pequeños de hombres que se peleaban por el partido de fútbol de la televisión se habían convertido en una reyerta que abarcaba toda la longitud de la sala, de pared a pared. Por lo menos cuarenta hombres estaban involucrados. Las pocas mujeres que habían estado en el interior del bar estaban saliendo por las puertas y Dinah las envidiaba. De ninguna manera podía pasar con seguridad a través de la lucha y seguirlas exterior.
Apoyo su espalda firmemente a la pared, su respiración se convirtió en un suspiro y rezó para que la policía llegara y los separara antes de lo peor de la pelea la alcanzase. Los hombres que se peleaban en el suelo golpearon la parte inferior de la mesa, la sacudieron y un gemido escapó de sus labios entreabiertos. Echó un vistazo a la mesa de al lado, dispuesta a saltar sobre ella, pero un hombre corpulento de repente se estrelló contra esta. La mesa se deshizo bajo su peso y ella hizo una mueca cuando él cayó encima la mesa rota.
Ella se arrepintió. Debería haberse quedado en casa. Ella sólo había querido olvidar sus miserias tras pasar la noche de mal humor por la bofetada que la vida le había dado. Dejar Los Ángeles para ir al Norte de California parecía como un sueño hecho realidad cuando le habían ofrecido un trabajo mejor pagado. Se había trasladado, gastado hasta el último centavo de sus ahorros en la compra de su primera casa y había pensado que todo saldría bien.
A las tres semanas que ella supo la jodida serie de errores que había cometido después de comenzar su nueva vida. Su jefe resultó ser un negrero sádico y un cerdo machista. El tipejo sabía lo mucho que ella dependía de conservar su puesto de trabajo y de que estaba por encima de ella, aprovechándolo al máximo. Se había pasado la última semana haciendo su vida miserable. Él la había trastornado hasta el punto de que había terminado en Bar Mickey and Grill. Otra equivocación.
Los dos hombres combatientes, luchaban, ahora a sus pies. Ambos se estrellaron contra la pared cerca de ella y tropezaron contra el hombre que todavía estaba tratando de desenredar su cuerpo borracho de la mesa destruida. Ambos se cayeron encima de él. Dinah frenéticamente miró al otro lado de la habitación de nuevo, rezando por que todo el mundo dejara de luchar.
Las puertas del bar se abrieron de golpe y vio entrar a varios hombres inusualmente altos. Todos vestían uniformes negros a juego y equipos antidisturbios. Ella estaba feliz de ver sus cascos, los chalecos negros sobre sus pechos y sus rostros cubiertos por un escudo. La alegría se apodero de ella porque la ayuda había llegado y estos lograrían el control de la sala rápidamente.
Ella no fue la única en notar su llegada. Los cuerpos aumentaron en su camino ― borrachos posiblemente temerosos de ser arrestados― y Dinah gritó cuando alguien cayó ante su mesa. La mesa se inclinó, la madera crujió bajo el peso del hombre, ella agito sus manos para aferrarse a algo, cualquier cosa, pero terminó cayendo con fuerza en el suelo, sobre su trasero.
El dolor se disparó por su espalda y le sorprendió, pero se recuperó rápidamente cuando alguien casi le pisó los dedos. Dinah lucho para sostenerse sobre sus manos y rodillas. Ella se arrastró frenéticamente hacia otra mesa para esconderse debajo de ella ya que estar en la parte superior de una no había resultado, pero no lo logró.
Algo grande y musculoso aterrizó sobre su espalda, la empujó contra el suelo y expulso el aire de sus pulmones. El hombre encima de ella no se levantó. Era increíblemente fuerte y más pesado y la mantenía apretada contra el suelo duro cuando otro cuerpo cayó encima de él. Su peso se desplazo lo suficiente permitirle a ella tomar aire.
El talón de alguien se apoyo en su cadera, un hombre maldijo en voz alta y este se desplomó sobre sus piernas cuando él tropezó hacia atrás. Dinah gimió por el dolor de tener al menos tres hombres tendidos encima de ella. Rápidamente la cosa se puso aún más infernal a medida que más hombres tropezaban con los caídos.
El horror de su situación llenó sus pensamientos cuando ella trató de moverse. Ellos la habían aplastado. Ni siquiera podía meter aire en sus pulmones por la enorme cantidad de peso sujetándola y estaba a punto de morir en el suelo de un bar asqueroso debajo de un montón de idiotas borrachos. Se las arregló para poner delante de la cara un brazo en alto, intentado protegerse, cuando alguien le dio un codazo o un puñetazo la parte posterior de la cabeza.
Los cuerpos se desplazaron cuando empezaron a luchar entre sí. Ella tomó una respiración dolorosa, con la sensación de que su cuerpo entero estaba pulverizado, y logró ahogar otro grito de terror.
¿Por qué ellos no se daban cuenta de que me están matando? ¿No saben que estoy debajo de ellos? ¡Oh dios! Más cuerpos aterrizaron sobre ella, sus caderas y la caja torácica parecían a punto de romperse por la presión del peso de todos. Eso le enseñó una nueva definición de la pura agonía. Tenía tanto dolor que no podía tomar aliento incluso si hubiera sido capaz de inhalar.
Un puño golpeó su brazo, el material roto y alguna cosa la golpeo dolorosamente en un cachete del culo. Uno de sus zapatos se salió cuando los cuerpos rodaron un poco por encima de ella. Una tela de algodón áspero raspo la parte inferior de su pie y la mayor parte del peso sobre ella parecía como si se centrara en sus pulmones. Ella no podía respirar.
El pánico puro se apoderó de ella cuando ningún luchador salió de encima de ella. Ella clavó las uñas en el suelo de madera, sin importarle lo sucio que estaba y retorció la cara. Sus ojos se abrieron. Vio la pata de una mesa a pulgadas de su brazo extendido y logró enroscar los dedos alrededor de la madera.
Dinah trató de tirar de su cuerpo, pero su fuerza había disminuido. Aparecieron puntos ante sus ojos. Sentía la cara muy caliente y sabía que se estaba ahogando. Ella parpadeó, se centro únicamente en su mano y su brazo temblaba por los músculos tensos. La madera raspó el suelo. La mesa se movió un poco, en lugar de ella. Más puntos brillaron y supo en ese momento que ella estaba a punto de morir.
Joder. Su cabeza se desplomó hasta descansar la mejilla contra el frío suelo. Sus pulmones ardían, pero el aire no entraba en su boca abierta. Un recuerdo de su madre le pasó por la cabeza, ― el de su vigésimo primer cumpleaños cuando ella había recibido la charla sobre los peligros de ir a los bares y que las niñas buenas los evitaban. ― Su madre trataba de evitar el pecado.
Dinahluchó contra la oscuridad que amenazaba con derrotarla, poco dispuesta arenunciar a la vida. Ella sólo podía imaginar a la policía informar a suspadres de cómo había muerto, en lo decepcionados que estarían con ella una vezmás. Convertirían su muerte en una lección acerca de la bebida para toda la familia.Puede ser que incluso que fuesen tan lejos como compartir con toda la iglesiaque ella había muerto en el suelo de un bar.
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Enamorada de una nueva especie (Diniam Adaptada)
FanfictionDinah ha bebido demasiado y está en el lugar equivocado en el momento equivocado. Ella sabe que va a morir. Cuando abre sus ojos de nuevo, un hermoso hombre-criatura la sostiene en sus brazos. Es demasiado tentador para resistirse a él "su ángel caí...