Capítulo 2.

51 3 3
                                    

MIA ROMERO.

Después de la pregunta de Raquel, ella se fue a dormir. Debería de estar haciendo lo mismo, pero no es así, sigo pensando en eso; ha pasado tanto tiempo desde que la vi, sigo pensando en todo eso que me ocultó pensando que me protegía y fue todo lo contrario.

Al siguiente día recibo un mensaje de Raquel con una dirección de una cafetería, citándome a desayunar y así conocer a... ¿Cómo se llamaba su pretendiente? ¿Josue? ¿Juan? Sí, creo que se llamaba Josue, en fin; Mis planes de seguir durmiendo se echaron a perder.

20 minutos después.

Al entrar a la cafetería noto lo preciosa que es  y su aspecto retro, muy los 80's, definitivamente, no quiero salir de acá. Veo a Raquel con un chico sentados al fondo de la cafetería, a lo que me acerco y saludo.

— Buenos días, Raquel y amigo de Raquel. ¿Para qué me citabas? ¿Te das cuenta de la hora? — Esta rueda los ojos y la cara del chico es... Confusa.

— Mia... No vayas a empezar, por favor, siéntate. — Río.— Bueno James,  ella es Mia, mi mejor amiga de la que te he hablado; Mia, él es James, mi amigo.

— ¿Tu "Amigo"? — Pregunto haciendo comillas con mis dedos, porque vamos, no es su amigo.

— Sí, Mía, es mi amigo. — Dice y me mira de manera amenazadora.

Lo noto algo nervioso, so, hora de interrogatorio. 

 — Y dime James, ¿Cuáles son tus propósitos con Raquel? ¿Trabajas? ¿Cuántos hijos quieres tener? ¿Dónde naciste? ¿Ya Raquel te dijo su secreto? — Raquel me hace señas de que pare.

—James, no tienes que responder, no le hagas caso a Mia, está loca. — Loca estoy, todos los saben. 

— Ehm... Mis propósitos son cuidarla y hacerla feliz. Y sí, si trabajo. ¿Hijos? No estamos listos para tener hijos aún; Nací en Italia. — Responde James muy seguro de sí mismo.

— Tranquilo, James. Te apruebo para estar con mi mejor amiga. — Sonrío. — Ok, tengo hambre, necesito desayunar.

20 minutos más tarde

— Ehm... Gracias por traerme. Tommy, no? — Su cara se me hace familiar pero ni idea de donde.

— De nada, y si, puedes decirme así si quieres. —Dijo y se da media vuelta para irse.

Ustedes se preguntará, "¿Quien es Tommy? Bueno, resulta que mientras comíamos llegó el hermano de James y Raquel le dijo que me trajera a mi casa, qué considerada mi amiga. 

Al entrar al departamento  me dirijo al cuarto para cambiarme. De repente escucho un ruido en la cocina y me alarmo, así que agarro una chancla por si acaso, uno no sabe que puede pasar.  Al bajar las escaleras veo al individuo que hace 10 min me dejó acá, casual.

— ¿Qué haces acá? Pensé que te habías ido.— Digo alarmada al verlo, a lo que nada más obtengo un encogimiento de hombros de su parte. — ¿Cómo entraste? — ¿Cómo coño entró si yo le cerré?

— No le pasaste el seguro, fue fácil entrar.— Lindas piernas por cierto.— Dice serio mientras se toma nuestro preciado jugo.

—Ehm... Bueno, creo que te tienes que ir porque... Voy a comprar algunas cosas.

—No te preocupes, puedo acompañarte a hacer lo que sea que vayas a hacer.— Dice tranquilo.

THOMAS RIZZO.

¿Por qué siento que he visto esa mira antes?

— No te preocupes, tal vez tengas cosas que hacer.— Dice incómoda evadiendo mi propuesta.

— Tranquila, no tengo nada que hacer, te acompaño.

— Está bien. Me voy a cambiar, ya vuelvo.— Dice dirigiéndose a su habitación.

MIA ROMERO.

Es como si lo conociera de algún lado. Agarré mi bolso y salí de la habitación, y ahí lo vi, tirado en el sofá.

— Ya estoy lista.— Digo obteniendo su atención.

— Estás linda.— Lo sé. 

—Gracias. Bueno, vamos que Raquel debe venir y no estoy para quedarme. — Le digo apresurada.

Llegamos al super y fui a el área de frutas , después fui al área de dulces, al área de carne y por ultimo a la de vegetales y no, no me gustan los vegetales, son para Raquel , a ella si le gustan, lo demás si me gusta.

— Ya terminé, podemos irnos... ¿Dónde se metió éste ahora? — Digo y al darme vuelta lo veo.

—Estaba buscando algo para mi y después fui al baño.— Dice de manera despreocupada.

— Ah... Está bien.

De repente se hace un silencio de esos que son incómodos, tengo que hacer algo para romperlo.

Dile que ya compraste todo y que ya se pueden ir de una buena vez. 

—Ya terminé de comprar lo que necesitaba... ¿Nos podemos ir?— Gracias sub-consciente.

De nada, primor. 

—Sí, ya nos podemos ir, pero hay un problema. —Diosito, ¿No me quieres verdad?

— ¿Cuál problema?— Que ese problema no sea nada del otro mundo, por favor.

—Es que tengo que ir a hacer algo, me tendrías que acompañar y después te llevo a tu casa. — Trágame tierra y escúpeme en mi casa, porfa.

— Está bien, te acompaño. 

Bai, hasta la próxima.

Opposite poles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora