Mente inquieta

Taza de café

La taza de café estaba llena, él no.
Los minutos pasaban lentamente, como si el tiempo hubiera conspirado en su contra . Recordó entonces esa frase de Katzenbatch en donde su personaje, el psicoanalista, se plantea que el tiempo es elástico. No había habido un día en donde no estuviera más de acuerdo con eso, el momento estaba durando una eternidad. Quería llorar pero por mucho que intentaba no podía. La angustia le invadía el cuerpo y se mezclaba con el cansancio por las pocas horas que dormía. Sentía vergüenza, buscaba ocultarse, no de los otros, sino de él mismo. Muchas preocupaciones invadían su mente, ni durmiendo descansaba de estas. Las preocupaciones en sus pesadillas eran peores que las que enfrentaban despierto.
* Hola, ¿Como estas? -Lo saluda el jefe
* Muy bien – Miente rápidamente. Dentro de él sabe que poco le importa al resto como está, una respuesta negativa hubiera obligado a su jefe a una charla incomoda que claramente no quería tener. Ademas la pregunta fue solo cordialidad.
Su voz transmite desgano, cansancio, tristeza.
Él es una persona sumamente controladora, cualquier cosa que excede de su control lo frustra. Está frustrado, está solo. Por momentos intentaba recordar la última vez que recibió un abrazo y lo sintió, pero recordar era inútil. Se había vuelto una persona sumamente fría, no porque quisiera, si no porque nada era suficiente para él, nada importaba. Lo que pasa es simple: sabe que si le da importancia a las cosas, peor es, mas control necesitan, mas angustia producen.
<<Paciencia, Paciencia>> se dice, hasta su misma locura pretende controlar a su extrema locura.
Las horas pasan, ya se resignó, paciente espera su hora de salida. Hoy no cumplió todas las reglas, hoy todo se fue de control, hoy dejó todo a la suerte como nunca acostumbra a hacer. 
La taza de café estaba vacía, él también.