¡Ey, chico azul!

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Mi pillama era un short corto color gris y una remera de tirantes de color blanco, el típico pillama que se usa en verano, pero estábamos en pleno otoño y yo estaba caminando así por el amplio patio de la mansión de los Riggs con una linterna en mis manos.

Me abrazaba a mí misma mientras miraba asustada a todos lados, Chandler no se encontraba en la casa.

Les juro que es mi primer día y no he discutido tanto con un hermano mayor como con Chandler, era un niño necio y caprichoso, pero para todo hay un porqué y su personalidad tuvo que formarse así por algún motivo.

A lo lejos vi un gran árbol donde había una elegante casa del árbol con madera de roble, elevé una ceja, hasta su casa de juegos era lujosa.

Con cuidado empecé a subir, mis dedos se raspaban contra la corteza vieja del árbol y mientras más me acercaba a la cima, más escuchaba una suave voz que tarareaba una canción. Me encontré con un adormecido Chandler, entre sus manos tenía un cigarro armado de marihuana y un encendedor con la frase "I ❤ L.A". rápidamente me acerque a él y en un segundo arrebate el armado que estaba a punto de encender, Chandler me miro molesto, sus ojos estaban rojos e hinchados.

—¿Qué carajos te pasa? —me pregunto alterado—. Dame eso, es mío.

–Por supuesto que no, diablos Chandler, ahora entiendo porque no confían en ti para cuidar a los niños—espete molesta—. ¿Acaso no vez que esto—señale el porro—te arruinara la vida?

–A fin y al cabo es mi vida, no te importa lo que la arruinara o no.

Me quede mirándolo sería—. En realidad, si, si me importa lo que la arruinara o no. Así que levántate y entremos a la casa, te daré un baño.

Chandler me miro molesto—. ¿Acaso no puedes dejar de ser una maldita molestia? –se cruzó de brazos—. No iré a ningún lado contigo.

Le lance una mirada amenazante—. No me desafíes, Riggs. Haz caso y párate o te castigare de la peor manera posible y tú sabes a la perfección que lo hare.

Y sin esperar respuesta alguna baje de la casa del árbol y quede esperándolo desde abajo, viendo como poco a poco con pasos lentos y dudosos bajaba del mismo lugar. Al estar al frente mío me miro enojado, yo solo volqué los ojos y agarré su mano, guiándolo entre la oscuridad hasta la entrada a casa.

Entramos al baño y lo primero que hice fue abrir la llave de la tina dejando que el agua caliente fluya llenándola toda.

Mire a Chandler el cual miraba con desdén a la nada, se veía tan sexy. Agüite mi cabeza para alejar esos pensamientos pecaminosos de este momento, debía ayudarlo.

Con cuidado me acerque a él—. Necesito que eleves ambos brazos.

Él me miro cansado—. ¿Enserio debo hacer esto? –yo solo quede mirándolo seria, él volcó los ojos y elevo ambos brazos—. Está bien, como digas nana.

Agarré los extremos de su remera y la fui deslizando para arriba, sacándosela con temor. Poco a poco su levemente marcado torso se dejaba ver, su piel era totalmente blanca, era como desnudar a un cadáver con buena forma. Quede sin remera y mire su pecho, para después correr la mirada a un costado avergonzada y bajar mi mano hasta su cinturón, el cual saque en unos pocos segundos.

Podía sentir la mirada penetrante de Chandler sobre mí, acompañado de una obvia sonrisa burlona. De un tirón baje sus pantalones y él se los saco por completo quedando en boxers, di media vuelta mirando hacia una pared.

—Metete al agua—ordene.

—Podemos hacer algo más divertido, nana—pude sentir su respiración chocar contra mi cuello, tragué en seco.

— ¿Acaso quieres que te discipline y también te denuncie por acoso? –pregunte con dificultad, él se alejó riendo.

—Está bien, solo era una broma, respira—paro de reír, para después acercarse nuevamente a mi oído—. Aunque sé que te encanto, no te resistas si no quieres.

Y después de eso escuche el ruido de su cuerpo sumergirse en la tibia agua. Yo di media vuelta y me encontré con su encantadora sonrisa, solo me limite a rodar los ojos e intentar que el rojo desaparezca de mi rostro.

Hoy iba a ser una noche larga.