Parte sin título

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Hace mucho tiempo en una tierra muy lejana vivió un hombre llamado Daniel el cual tenía 23 años, era un hombre del pueblo. Un día en el barrio donde vivía, pasó una mujer muy hermosa llamada Alexa; a la cuál Daniel se sentía muy atraído por hablarle, pero al mismo tiempo se sentía preocupado porque Alexa era conocida por el pueblo por ser la hija de la duquesa de aquel pueblo, no sabía si hacerlo o no. Después de aquel día, Alexa empezó a pasar mucho más seguido por el pueblo, casi todos los días y siempre iba inquietada, como si buscara algo, o a alguien; nadie se atrevía a hablarle, no tanto por ella sino por su madre, la duquesa Belisa; ya que ella sabía que si su hija conocía a un hombre del pueblo podía llegar a enamorarse y, si llegaba a más, podrían llegar a casarse y este hombre heredaría todo el patrimonio de su familia. Entonces la duquesa buscaba que fuera con un noble con quien se casara; por esta razón su madre desde que ella era niña le había estado buscando pretendiente entre los nobles de los pueblos vecinos, a lo que Alexa se oponía, por eso ella siempre trataba de evadirlos con cualquier excusa.

Un día cuando Alexa pasaba por la calle por donde vivía Daniel, este se emocionó y no resistió las ganas de hablarle. La siguió hasta llegar al parque y ahí llego a presentarse muy tímido y un poco apenado, aunque tratando de ocultar su inseguridad.

—Hola — dijo el nervioso

—Hola —dijo ella confundida

—Me llamo Daniel — contestó el un poco más seguro de sí mismo

—Me llamo Alexa — respondió ella siguiéndole la corriente

—Te he visto pasar por aquí por un tiempo, no deberías estar con tu madre en el palacio— dijo el curioso

—Sí, debería —contestó ella sarcásticamente—Pero mi madre dice que tengo la edad necesaria para casarme

—¿Cuántos años tienes?

—Veinte

—Y según tu madre, ¿eso que tiene que ver?

—Las reglas del matrimonio noble son muy estrictas, normalmente los nobles los hacen para aliar sus pueblos por medio de sus hijos, y así pueden asegurarse de que su patrimonio quede en buenas manos, eso es lo que más le preocupa a mi madre

—Entonces que no se pueden casar por decisión propia

—Normalmente las familias nobles acuerdan el matrimonio de sus hijos desde que son niños, así que en cierto modo, no, se puede

—Entonces tú no deberías estar comprometida

—Siempre me las apaño para evadir a todos los pretendientes que mi madre trae

—Lo que tú haces es ponerte en contra de las reglas y contra tu madre porque quieres encontrar por ti misma el amor

—Sabes entender a las personas

—Digamos que sé escucharlas

—Eso me agrada de en la gente, especialmente en los hombres

Eso alegró mucho a Daniel, sabía que si eso seguía así podía lograr su cometido.

Después de eso se citaron al otro día a la misma hora en el mismo lugar, y así pasaron los meses y cada vez se enamoraron más uno del otro. Se veían muy seguido casi todos los días; hasta que un día la duquesa se enteró de esto y encerró a Alexa en el palacio custodiada por guardias, y no solo eso, la había obligado a comprometerse. Daniel al enterarse se preocupó demasiado ya que no sabía que podría llegar a pasar. También se enteró de que la duquesa había llamado a un padre de la iglesia para que la confesara, así que lo convenció para que no fuera a palacio. Fabricó un traje idéntico al del párroco y logró infiltrarse en el palacio y así mismo a la habitación de Alexa. También llevaba consigo un saco con un uniforme idéntico al de los guardias de palacio.

—Puede entrar padre— dijo uno de los guardias abriendo la puerta

—Como puede ver padre no estoy muy entusiasmada para que me confiese, así que hagamos esto rápido.

—Pero, no vengo a eso

—¿Qué?

Entonces Daniel se quitó el gorro y mostró la cara

—¡Daniel!—suspiró ella abrazándolo— ¿Qué haces aquí?

—Sacarte de aquí

—¿Qué? ¿Cómo?, mi madre ha puesto guardias en cada rincón de palacio; y además mi madre me obligó a comprometerme con uno de los nobles más influyentes de la corte

—¿Quién?

—Adrián Castañeda Marques de Casteda, si nos vamos no se rendirá hasta encontrarnos

—No te preocupes, tengo un plan para eludir a los guardias y que Adrián ni tu madre nos encuentren

—Y, ¿cuál es ese dichoso plan?, si se puede saber

—Ten, —tomó el saco y se lo dio—aquí dentro está el uniforme de uno delos guardias de palacio. Crearé una distracción tan grande que todos los guardias tengan que acudir a ella; la puerta quedará descuidada y tendrás la oportunidad de salir. Te estaré esperando en la parte de atrás de palacio con un caballo para cada quien. Tengo que irme, si me quedo más empezarán a sospechar.

Antes de que pudiera ponerse incluso de nuevo el gorro, Alexa lo detuvo

—Espera

—¿Qué pasa?

—¿Por qué haces esto?

—Porque te amo y no resisto el estar separado ni siquiera un segundo de ti

Ella quedó perpleja, sin saber que decir. Entonces dejó que saliera y este se fue.

Horas después el plan se efectuó. Daniel consiguió toda la pólvora posible y creó una explosión enorme fingiendo un ataque. Todos los guardias, alertados, acudieron a la escena. Entre ellos camuflada con el uniforme salió Alexa y, como lo prometió, Daniel la estaba esperando atrás de palacio. Ambos montaron el caballo.

—¿A dónde iremos?— preguntó ella desconcertada

—Eso déjamelo a mí

Y se fueron sin dejar rastro. Al terminar la distracción, Belisa y Adrián fueron a revisar la habitación de Alexa, al percatarse de su ausencia en palacio Adrián ordeno su búsqueda inmediata

—¡Buscad por todo el pueblo a Alexa y a ese imbécil!, no regresen hasta encontrarlos, o si no serán ustedes los que paguen la condena

Por varias semanas estuvieron buscando por todas partes, en los lugares más inhóspitos. No los encontraron por ningún lado

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⏰ Última actualización: May 26, 2017 ⏰

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