Arde porque no encuentro otra palabra.
Lo denominé "Arde" porque no sé de otra palabra que lo represente mejor.
Arde porque todavía arden tus recuerdos en mi
Arden las charlas larguísimas que sosteniamos durante las tardes
Arden las noches en las que uno estaba mal, y el otro lo consolaba
Arden también las noches en la que nos hacíamos felices
Arde ese momento en el que, por equivocación, te confesé que te amaba.
Pero qué digo, nada de equivocación. En ese momento te amé con todas mis fuerzas, y mi inconsciente me obligó a decirlo en voz alta
Arde ese día en el que me contaste tu secreto más amado
Arde esa noche en la que unimos nuestros cuerpos por primera vez
Arden todas esas veces en las que nos hicimos felices
Infelices nos hicimos muy pocas veces
Y ¡como nos juntaron esas pocas veces!
Discutiamos y luego la unión era bestial
Nos desnudabamos con una fogosidad inimaginable
Nos besabamos cómo si fuéramos puro humo y nuestro labios no pudiesen agrietarse ni lastimarse
Y nos hacíamos en amor con una pasión increíble
pero al mismo tiempo con un cuidado como si de un recién nacido se tratase
Me arden increíblemente los recuerdos
Arden las lágrimas cayendo en este momento por mi rostro
Te extraño. Me arde extrañarte
Todavía.
