1. "Desconocido"

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×Los momentos que hemos tenido, los guardaré como una foto×

Han pasado tres años. Tres años de sesiones con el psicólogo. Tres años de profunda agonía. Tres años de soledad en casa. Tres años sin Alex...

Desde que mi hermana se fue, perdí a los pocos "amigos" que tenía,así es, se hartaron de mi y mi melancolía, excepto por Sebastián. Aún no logro entender cómo es que alguien querría perder su tiempo conmigo, tal vez sea porque entiende lo que estoy pasando o porque soy su única amiga, sea lo que sea...me alegra que esté aquí.

Desde que nos hicimos amigos, a los cinco, yo entro  y salgo por la ventana de su cuarto como si fuera mi propia habitación. Es algo divertido y nuestro.

Miré a través del cristal para comprobar que ya estuviese despierto y, como ya me Io esperaba, seguía babeando sobre su almohada. No sé cómo ni por qué, pero en sexto grado comencé a ver a Sebastián de otra manera, una manera que sólo Alex conocía.

Verlo ahí, dormido, ausente de todos sus problemas, era mi recordatorio de que aún había cosas en el mundo por las que valía la pena despertar todas las mañanas.

Abrí con cuidado la ventana y me adentré en la habitación.

—Sebas—lo moví, un poco—Despierta, tenemos que ir a la escuela.

—Vete—se quejó.

—No, tienes que levantarte—lo moví, otra vez.

—Levántate tú—murmuró, molesto.

—Ya lo hice, tonto—reí, sacudiéndolo.

Ash—se sentó en la cama, frotándose los ojos—¿Qué hora es?

—Son las seis de la mañana—apunté el reloj imaginario en mi muñeca.

—¿Qué?—revisó su celular, adormilado y abrió los ojos, tanto que pensé que se le saldrían—¡Es Sábado!

—Lo sé—sonreí, inocente—Tenía que despertarte.

—¿Estás loca?—se escondió entre las sábanas—¿Qué clase de horrible persona despierta a su mejor amigo un Sábado a las seis de la mañana?

—La clase de persona que soy yo—lo sacudí, de nuevo—Vamos, quiero ir al centro comercial.

—¿Para qué?—farfulló, debajo de las sábanas.

—Vi una increíble camiseta de Green Day que quiero comprar—comencé a dar pequeños saltos sobre la cama—Llévame, llévame, ¿Sí?

—Ay, está bien—gruñó, levantándose y yendo a vestirse—No sé por qué soy tu amigo.

°°°

Después de una larga caminata, al fin nos encontrábamos en el centro comercial.

—¡Por el elevador! ¡Por el elevador!—arrastré a Sebastián hasta las puertas.

—Ah, no—se paró en seco—Yo no me voy a subir a esa cámara de tortura.

—Por favor, por favor, Sebas...—supliqué, haciendo cara de perrito—Haz esto conmigo.

—A ti ni siquiera te gustan los ascensores—me miró, molesto.

—A Alex le encantaban—miré el suelo—Siempre que veníamos me obligaba a subir.

—Pero, no es que le encantaran los elevadores—rió—Le encantaba verte sufrir. 

—Vamos—sonreí, adentrándome en la caja de cristal—Será divertido.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2017 ⏰

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