Uno

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Las hojas que caen de los árboles anuncian el otoño, las suaves y lentas pisadas que doy por el camino bermejo son acompañadas por pequeños quejidos, quejidos dulces y bruscos a la vez, hojas naranjas rompiéndose bajo mi caminar.

Suspiro.

Pido por un momento que el camino de hojas no acabe por aquella orilla pequeña, pero me doy cuenta que después de poco solo se escucha el eco de mis suelas al tocar el cemento.
Ahora me siento solo, aunque lo haya estado desde el principio, los pequeños trozos de árbol no me acompañan más.

Doy vuelta porque aún existe un pequeño camino que va de la orilla de la banqueta hasta la pequeña casa color pastel; y me detengo, observo con detenimiento el pasto que poco a poco se vuelve amarillento y la pequeña separación entre la madera del porche de la casa.

Qué bien se siente respirar.

Y sonrío.

Mis pasos ya no se detienen. Dos calles más y me encuentro en casa. Saludo a las pequeñas que se encuentran aún viviendo en mi jardín y dejo mis zapatos en la entrada.

No saludo a nadie, subo directamente a mi cuarto, corriendo, me quito el uniforme y aviento mi mochila a mi cama. Luego, después de cambiarme, abro la ventana que se encuentra a un lado de mi pequeña cama individual y dejo que la corriente de aire que pasa cerca se aventure dentro de mi habitación. Siento como hojea mi cuaderno de dibujo que se encuentra abierto sobre mi escritorio y observa el único dibujo que está pegado con cinta tape debajo de una estantería que se encuentra colgada a la pared. Después de unos momentos vuelve a salir.

El viento es un viajero.

Y también un curioso, pienso.

Yo también me quedo viendo el dibujo, con una mueca, porque la historia de éste me hace rojo. Pero aún así, lo aprecio.

🍊

—En el descanso, mientras todos volvían a salir a la cafetería, decidí quedarme en el salón —comienzo— Había alguien comiendo una naranja, el olor me hizo levantar la cabeza y para poder acercarme a la ventana tuve que sentarme un asiento frente a él —suspiro— Tu sabes cómo soy, estaba muy distraído y, mientras el olor invadía mis fosas nasales, el sonido de las hojas chocando entre ellas y cayendo, por culpa del viajero, me hizo volver a ver hacia la ventana. Había más chicos afuera, jugando junto a un respiro de vida al futbol. Y también me distraje con eso.

Me detengo.

Decido bajar por una manzana y un poco de jugo, lavo mi vaso también, y cuando por fin termino vuelvo arriba, porque no terminé de relatar mi historia. Así que me vuelvo a sentar y me apoyo en el filo de mi ventana de nuevo—. Y cuando me di cuenta, había una persona frente a mí con los ojos perdidos pero mirándome, me sonrió y me pidió su lugar. Así que ahí está. Pegado en mi pared.

Para cuando vuelvo a abrir los ojos aún es muy temprano para levantarse, pero decido que es lo mejor, mi puntualidad no siempre es buena y pienso que debo acostumbrarme a tener buenos hábitos. De todas formas me baño y canto un poco, porque me gusta bastante. Cuando salgo me visto con el uniforme y veo la hora. Aún falta bastante para que mis clases inicien. Así que toco un rato mi pedazo de vida y cuando termino bajo a desayunar.

Camino, ésta vez un poco más lento, sobre la banqueta y saludo a todos los respiros de vida que me encuentro, cuando llego de nuevo frente a la casa de pastel me quedo parado ahí, porque es agradable escuchar el sonido que hace cada que el viajero choca con ella.

AUTUMN BOY [OS] HunLay/SeXingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora