Cap3: Mano Amiga

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La pelirrosa llegó finalmente al lugar de autos descompuestos, sin importarle cuan mojada estuviera ella o su ropa. La rabia que tenía había aumentado con creces y ahora sólo quería, necesitaba, golpear algo.

Avanzó hasta el primer auto que vio, y sin pensarlo dos veces empezó a golpear una de las ventanas de éste con sus puños.

Derecha, izquierda, derecha, bloquea. Repite.

Más que calmarse, simplemente se llenó de más coraje del que sentía. Pues en su mente imaginaba que aquella pobre ventana era el rostro de la peliblanca que le había arrebatado el amor de la persona a la que anhelaba.

Izquierda, derecha, izquierda, bloquea. Repite.

– ¡Maggie! – gritó con sorpresa y horror la voz de una chica detrás de ella, sin sacarle de su estupor*.
Derecha, izquierda, derecha....

El vidrio de la ventana se rompió, y con éste la ilusión de la cara de Mangle en la mente de la pelirrosa, provocando un ruido sordo.

Hilos de sangre brotaban de las heridas causadas por los trozos de vidrio en las magulladas manos de Maggie.

Ese dolor punzante no podía ser más ajeno a ella, pues su mente aún no podía concebir la traición hacia ella y el grupo. Aumentando así su furia.

– ¡por todos los cielos! ¿en que rayos pensabas? – cuestionó la chica que había gritado, seriamente preocupada al ver las heridas en las manos de la pelirrosa.

Maggie no emitió respuesta alguna más que pequeños sollozos que brotaban de entre sus labios, más la calidez de sus lágrimas confundiéndose con la frialdad de las gotas del cielo. No provocados por el dolor en sus manos, que no podría importarle menos, sino por el de su destrozado corazón al saber que su amor no era correspondido y jamás lo sería.

Aún sin importarle los reclamos de su amiga, ni la lluvia que le calaba hasta los huesos, la pelirrosa abrazó fuertemente apoyando su cabeza en el hombro mojado de la peligris.

No tardó mucho para que la muchacha correspondiera el abrazo, para después acariciar la cabeza de la oji-rosa de manera compasiva.

– shh.....tranquila....yo le lastimaré el trasero a ese idiota usando a la vieja confiable – consoló la chica de ojos índigo tratando, al menos, de hacer sonreír a su amiga haciendo mención de un viejo y oxidado palo de golf al cual le habían puesto ese nombre.

Teniendo éxito cuando escucho una pequeña risita lastimera procedente de la pelirrosa, más el sonido de ciertos fluidos nasales siendo absorbidos.

1 hora después.

En una casa cercana a aquel botadero de automóviles, la peligris, con unas pinzas en sus manos, se encontraba quitando los pedazos de vidrio incrustados en la piel de las manos de Maggie, mientras que ésta soltaba leves quejidos de dolor.

Sólo el plapeo** era lo que irrumpía en ese ambiente de total silencio, además de algunos siseos por parte de la pelirrosa cuando su amiga procedió a pasar un algodón bañado en alcohol etílico por las heridas de esta.

– la próxima vez que quieras provocar daño, procura no hacértelo a ti misma – dijo la de orbes índigo terminando de desinfectar los cortes y comenzando a colocar unas vendas.

La pelirrosa, con su cara habitual de "todo me vale pepino >:v", se limitó a hacer un simple sonido de afirmación, mientras que su amiga continuaba su labor, que después de unos segundos fue dada por concluida.

– Gracias Sayuri – agradeció la pelirrosa con su tan acostumbrada expresión estoica.

– seh, seh, seh... – expresó Sayuri levantándose de su lugar y extendiéndole una toalla a su invitada para que pudiera secarse además de una camisa y pantalones de pijama, para después ir a la cocina – ya te dije que podías llamarme por mi nombre real

Bad Apple - FNAFHSWhere stories live. Discover now