En peligro de extinción

El profesor de mitología

Seto no apartó la mirada de Joey inspeccionando cada parte de su cuerpo. Consiguió prestar atención y saludar. Pero como era habitual se mantuvo en su frío y distante carácter.

- Encantado – se dirigió a la cocina sin darle le mano e ignorándole.

- Vaya, ¡Qué amable! – ironizó – Ya podrías ponerme al día en cada asignatura porque no se que estáis dando.

- ¿Por qué tendría que hacer eso? – miró al rubio que lo había seguido hasta la cocina.

- ¿Por qué soy un tío encantador?

- De nada te sirve que seas encantador si no tienes cerebro, pero no quiero que me culpen porque no sepas donde estamos, así que toma. Devuélvemelas mañana ¿Entendido? – y se marchó en dirección a su habitación.

- Ah, si. Entendido, gracias.

Cogió la pila de libretas y libros que le había dejado encima de la mesa de la cocina dejándolo en su escritorio para vestirse.

- Que chico más serio ¿verdad Drane?

- Si, es muy serio pero parece amable – contestó el pequeño dragón que se posaba encima de la cama.

- Je, je, je si, tienes razón pero también es un poco... mucho engreído.

- Será mejor que copies sus apuntes o si no, no te dará tiempo.

- Ya voy, ya voy Don Mandón.

Copió todos los apuntes que estaban perfectamente ordenados y explicados. Pero cuando llegó a la última libreta que era la de mitología encontró varios errores sin demasiada importancia, pero errores al fin y al cabo. Comprobó su horario y vio que a tercera hora daría su primera clase de mitología y puede que comprobara que tal era en su asignatura.

- Oye Drane, mira.

- ¿Qué pasa? – voló hasta el joven rubio observando la libreta que estaba copiando – Hay varios errores.

- Ja, ja, ja. Cuando descubra que soy su nuevo profesor en su peor asignatura no se que hará – se rió mientras recogía sus cosas y se acostaba.

- Eso será divertido ja, ja, ja – se echó a dormir a su lado y durmieron plácidamente sin ninguna preocupación.

Por la mañana salió de la habitación todo despeinado y con solo la larga camisa del pijama. Al salir comenzó a hacer el desayuno para él y Kaiba, el cual salía con un pijama blanco con unas rayas azules en los puños.

- Hola Kaiba. ¿Qué tal dormiste?

- Bien. ¿Tu?

- Genial. Oye no me dijiste como se llama tu alma.

- Se llama Drablan.

- Hola – se acercó hasta el rubio posándose en su brazo.

- Guau que ojos tan hermosos, son iguales que lo tuyos – le dijo a Seto – Pues éste es Drane señaló a su dragón que se dirigió hacia Seto volando rápidamente.

- Hola, ¿cómo te va? ¿Bien? Ja, ja, ja ¿Tienes hambre? Joey es muy buen cocinero y tú, ¿se te da bien cocinar? – se posó en el hombro del castaño mirándolo atentamente.

- ¿Es hiperactivo? – preguntó serio por la cantidad de preguntas en un tiempo récord.

- Ja, ja, ja. Lo siento somos un poco curiosos – un rugido de estómago hizo notar que tenía hambre – ¿te importa si comemos ya?