Parte I

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- Compórtate como un padre normal, por favor.

Bufó, y la miró entre sorprendido e indignado, mientras bajaba de su coche y seguía a su hija por el camino terroso que daba a la entrada de la elegante casa.

- Soy un padre normal.- Refutó, haciendo que ella le mirase entornando los ojos por debajo de su flequillo negro y bien peinado.

- Dejabas que fuera al colegio disfrazada.

- Eras tú la que no paraba de insistir en que quería ser Sailor Moon, yo solo te dije que vale.

- ¡Tenía cinco años, papá!

- Y estabas monísima.

- Dios, solo... Solo compórtate.

- Que sí. No seas pesada, eh.

Jinri lo miró indignada, con la boca entreabierta, pero antes de que pudiera protestar algo, su padre tocó el timbre y unos segundos después la puerta estaba siendo abierta, por una mujer esbelta y elegante. Vestía una falda de tubo con color crema y una chaqueta del mismo color con detalles dorados y el cabello recogido en un altivo moño.

Minho pensó que la mujer era tan elegante como la casa en la que vivía.

- Buenas tardes.- Saludó con un tono estirado.

- Buenas tardes señora Kim, soy Choi Jinri y este es mi padre Choi Minho.

El aludido se inclinó al igual que había hecho su hija, con una reverencia respetuosa. La mujer solo inclinó la cabeza.

- Podéis llamarme Taeyeon.- A Minho le dio la impresión de que solo lo decía por compromiso.- Pasad, por favor.

La entrada de la casa era bonita y amplia, con los muebles de impecable madera clara a juego con el color de la pared. Incluso los marcos de las fotografías combinaban con la estancia. No había que ser adivino para saber que la familia Kim le había pagado generosamente a un decorador. Y a un arquitecto, porque no sabía cómo había hecho para que las escaleras también quedase a juego con todo lo demás.

Minho miró sus vaqueros de color negro su camisa azul claro y su americana también oscura. No llevaba un traje de Armani, pero él creía que iba lo suficientemente elegante para conocer a su yerno y a su familia. Creía; porque de repente se sentía fuera de lugar. Ahora que paraba a pensarlo, estaba realmente, fuera de lugar. Estaba bien que Jinri conociese a la familia de su novio, pero él no pintaba nada ahí, por muchos: "papá, tenemos que hacer lazos familiares" o "el día de mañana tal vez esa sea tu familia política, ¿tendrás que conocerlos, no?". Él seguía sin verle el buen puerto a eso.

Fue precisamente de las escaleras dónde vio bajar a un hombre. Minho no sabría decir en ese momento si la camisa que llevaba era de un blanco pulcro, o tal vez de un color crema suave, o si llevaba chaqueta por encima, solo sabía que tenía el cabello castaño y la sonrisa más bonita que había visto en su vida. Y Minho había visto muchas sonrisas, porque se dedicaba a fotografiarlas, pero nunca había apreciado una tan dulce como la que tenía ese hombre, y deseó tener una cámara entre sus manos.

- Tu debes de ser la famosa Jinri.- Dijo al llegar al último escalón y Minho comprobó que también tenía una voz muy bonita.

- Encantada de conocerle, señor Kim.

- Igualmente.- El hombre correspondió la inclinación de su hija, y se dirigió hacia él.- Y usted es el señor...

- Minho.- Interrumpió.- El señor Choi es mi padre.

- En ese caso yo soy Jonghyun.

También tenía un nombre realmente bonito. Entonces supo porqué su Jinri se había enamorado perdidamente de su hijo. Jongin sin duda había salido a su padre. Él mismo sentía que estaba empezando a enamorarse.

Consuegros [JongHo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora