Capítulo Único.

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Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás recargandola en la pared soltando un suspiro. Tenía la boca ligeramente abierta mientras sentía como el líquido terminaba de entrar en su cuerpo y comenzaba a recorrer sus venas haciendo efecto. Sacó la jeringa con la poca fuerza que tenía y se dejó ir.

Comenzó a soñar /alucinar\ con todo lo que había pasado en su vida. Todo venía rápido y se iba de la misma forma, algunas cosas más claras que otras y algunas otras tan nítidas que sentía cada sensación recorrer su cuerpo como si las estuviera viviendo otra vez. Cada aroma, sonido, textura...se hizo presente. Vio los rostros de personas que había visto en la calle con más claridad, observó detalles que se había saltado en una investigación. Todo pasaba como el agua de un río: claro y rápido.

/"Recuerdo todas las caras que he visto. Ahora todas las marcas se han quedado en mi piel de todos los diferentes lugares en los que he estado"\

Sentía que volaba, y el tiempo no parecía seguir corriendo.

Esto se había vuelto una adicción, lo sabía, y no podía detenerse a pesar de que lo intentara pero es que...sentir eso...era olvidarse de lo miserable que había sido su vida.

Había pasado mucho dolor y aún era joven; en cierto modo, no sabía porqué seguía allí. Se refugiaba en el trabajo y en viejos libros...pero al final...siempre estaba sólo. Miraba a su alrededor...todos sus amigos tenían su vida hecha, con una familia y fuera de problemas, ¿y él? Habían matado a la única persona que más amaba en este mundo y con ella se fueron todos sus sueños.

/"Todo el mundo está preocupado por mí...en lo profundo, dicen que estoy en lo profundo"/

/"Todavía tengo mucha lucha dentro de mí..."\

/"Guerra dentro de mi mente"\

/"Nadie sabe lo suertudo que soy de estar vivo"\

No sabía cuando tiempo había pasado...pero los ruidos del exterior comenzaban a filtrarse en su cabeza.

Unos pitidos no tan constantes se escuchaban como un eco en la oscuridad donde se encontraba sumergido. No veía nada, no sentia nada...no dolor, no penas ni tristezas. Sólo no sentía nada y eso le agradaba.

Voces. Oía voces, tan lejanas y distorsionadas como un sueño, pero sabía que le llamaban.

Intentó ir hacia ellas, pero no podía ver ni sentir nada por lo que no sabía si estaba en el mismo lugar o para donde avanzar si es que podía hacerlo.

Las voces llegaban cada vez más despacio, como si en lugar de acercarse fuera a la dirección contraria.

Logró escuchar su nombre siendo pronunciado por una de ellas una última vez antes de que todo le abandonara.

E incluso el eco de la máquina...la máquina que marcaba su corazón...también había callado.

***

Había sido demasiada dosis para su organismo. Morgan no lograba explicarse eso, si ya lo había hecho antes...porqué no lo hizo con la misma medida? Acaso se había inyectado todo el frasco...a propósito? Jamás lo sabría.

Su cuerpo se contrajo mientras se estremecía por los sollozos que le  azotaban frenéticamente.

Sólo podía escuchar al sacerdote hablar de fondo pero no tenía la mínima intención de ponerle atención. Sólo miraba el suelo, que aveces solía ponerse borroso cuando retenía las lágrimas.

Sintió culpa por no haber estado allí para él.

Sabía que Spencer no estaba bien desde que le sucedió eso a Maeve, pero cuando se presentó de nuevo al trabajo, y juró estar bien, él le creyó y confío en su palabra.

No se había dado cuenta de que en realidad, su mejor amigo, su "niño bonito" pedía ayuda a gritos que por desgracia nadie había podido escuchar hasta que fue demasiado tarde.

/"Hank...por mi padre, Spencer por el mejor hermano pequeño que pude tener."\

Silent ScreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora