Mi Dios Griego

Primeros capítulos

Reencuentro

—¡Gaby! ¡Qué alegría volver a verte! —grita, Patricia entusiasmada, abrazándome y dándome besos—. Creía que llegarías por la noche.

—¡Quería sorprenderte! —dije con una gran sonrisa y dedicándole un guiño.

Somos amigas desde que éramos muy pequeñas, habí­amos ido juntas al colegio, al instituto y a la misma universidad. Incluso habíamos estudiado la misma carrera. Somos abogadas.

Crecimos un pequeño pueblo de Almería, Vera. Nuestros padres estuvieron ahorrando toda la vida para que pudiésemos ir a una buena universidad y estudiar lo que queríamos.

—Bueno y dime, ¿cómo te ha ido todo por Almería? —se interesó Patricia.

Ella vivía en Madrid desde que encontró trabajo hace más de un año, por ese motivo tuvo que trasladarse a aquella ciudad que se componía de gente caminando con prisa por todas partes y coches en grandes atascos y pitando a todas horas.

—Bien, supongo. Todo como siempre. Ya sabes... mi madre... cada vez lleva mejor el divorcio, y mi abuela... la echo tanto de menos... —Mi abuela había muerto hace tan solo ocho meses, me parece que fue ayer... la quiero tanto...

—También era una abuela para mí...

Patry, no tenía abuelos, ni paternos, ni maternos, puesto que sus padres la adoptaron cuando ellos tenían cuarenta y dos años y ella tan solo dos. Sus abuelos murieron muy jóvenes.

Patricia, es una mujer con un cuerpo de supermodelo, rubia y con una media melena que le llega por debajo de la oreja. De una belleza exquisita. Es de aquellas que cada vez que entra a algún local o pasea, todos se giran a mirarla. Todo lo contrario a mí: morena, con el cabello rizado y largo hasta media espalda, con una talla cuarenta de pantalón y una talla cien de pecho... es decir, todo curvas.

Me he mudado a Madrid con Patry, ella trabaja desde hace poco más de un año como abogada júnior del bufete más importante de España. Incluso tiene otros bufetes en otros países del mundo. Había una plaza libre de abogada júnior y ¡tachan! Aquí estoy, para una entrevista de trabajo que tengo mañana a las once de la mañana en «RODRÍGUEZ ABOGADOS», el bufete del que os hablaba.

Nos pusimos al día de todo este tiempo que he pasado junto con mi madre en Almería, a mi padre hace bastante que no lo veo, exactamente tres años. El tiempo que hace que se separaron, el tiempo que hace que nos abandonó y engañó. Incluso tengo un hermano de doce años al que no quiero conocer.

Hablo con Patry prácticamente a diario, no es lo mismo que estar juntas de verdad. El tiempo vuela. Sin darnos cuenta se nos han pasado las horas y son las diez de la noche.